La verdad más profunda del Evangelio es: Dios es nuestro Padre y nosotros somos Sus hijos, y este pensamiento de San Juan Pablo II está en el comienzo de toda misión y nueva evangelización. En Europa del Este, y en especial en la antigua Unión Soviética, hay que volver a concienciar a la gente acerca de estas verdades fundamentales de la fe y del amor. En Grodno, Bielorrusia, el párroco Henryk Jablonski comienza en su parroquia, fundada hace ni siquiera dos años, por las familias jóvenes con niños. Estas tienden a emigrar del campo a los suburbios, cerca de donde hay trabajo y escuelas. La parroquia, que lleva el nombre de San Juan Pablo II, está construyendo una casa parroquial con una gran capilla y una vivienda para el sacerdote. La Santa Misa del domingo suele celebrarse actualmente al aire libre, y la catequesis se lleva a cabo en las casas particulares de las familias. El P. Henryk vive provisionalmente en una habitación de un rascacielos ubicado a diez kilómetros de su parroquia. Todos los días acude al hospital a leer Misa y a visitar a los enfermos. A menudo ayuda en las parroquias vecinas. Viaja con regularidad a Polonia para reunir dinero para las obras de
construcción y un coche, pero no obtiene lo necesario. Las familias jóvenes son pobres y los enfermos ya están contentos cuando logran arreglárselas de alguna manera.
La nueva evangeli zación puede ser difícil. Nosotros le hemos prometido 10.000 euros para un coche.
![Mientras las obras están inconclusas, el párroco Henryk celebra a Santa Misa a la intemperie.](https://media.acninternational.org/wp-content/uploads/2019/11/WEBSITE_template_gallery-20.jpg)
En Ucrania, las Hermanitas del Inmaculado Corazón de María organizan la nueva evangelización. Catequesis con jóvenes, atención pastoral en el trabajo, visitas a hogares de niños y ancianos, retiros con adultos… el programa es integral. Un problema especial para las familias es la separación, a saber, cuando uno de los padres o ambos trabajan en el extranjero. Las separaciones de varios meses son difíciles de llevar, y empiezan a surgir dudas. Caminar fielmente a través del tiempo es el nombre del amor, dice el Papa em. Benedicto XVI. Pero no todo el mundo puede resistir la tentación, y entonces se requiere la fuerza del perdón. Sin embargo, esto que suena tan sencillo puede ser bastante difícil. En retiros para matrimonios, las Hermanas tratan de transmitir esta fuerza a los matrimonios. Es el poder de la confianza en Dios. “Si aceptamos que el amor de Dios es incondicional… podremos amar más allá de todo, perdonar a los demás”, escribe el Papa Francisco en Amoris Laetitia. En otras ocasiones, sin embargo, son simplemente la rutina, una vida cotidiana sin romanticismo, los hábitos establecidos, la falta de comunicación y una vida sin pensamientos en Dios los que convierten la convivencia en una carga. Para un nuevo comienzo de los matrimonios gracias a estos retiros, para un impulso al amor que perdona, para un amanecer de amor para sus protegidos, las hermanas nos piden ayuda (4.000 euros).