La caridad como vivencia práctica de la fe

Los orígenes de Ayuda a la Iglesia Necesitada se remontan al período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Europa había quedado derruida; millones de personas habían sido desplazadas, traumatizadas, se habían quedado sin hogar y estaban hambrientas. Unos de los que más sufrieron fueron los refugiados de habla alemana de Europa Central y Oriental.

En esa época de miseria extrema, el padre Werenfried van Straaten, a petición del Papa Pio XII, fundó en la abadía premonstratense belga de Tongerlo la asociación de “Ayuda a los sacerdotes del Este” (“Ostpriesterhilfe”), que más tarde se convertiría en nuestra actual organización benéfica pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Lo que habéis hecho a uno de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.

Mt 25,40

Como iniciativa pastoral para el apoyo material y espiritual de los sacerdotes y de los fieles alemanes que habían sido expulsados de los países del centro y este de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, nuestra organización estuvo animada desde el principio por el espíritu de la reconciliación.

Una de las primeras campañas organizadas fue la recogida de ropa y alimentos para refugiados de guerra en Alemania, a quienes también se les ofreció atención pastoral. Una tarea extremadamente complicada, considerando el hecho de que en Bélgica y en Países Bajos se pedía donativos a personas que habían sido víctimas de la ocupación alemana durante la guerra. Pero con sus vehementes llamamientos a la caridad y a la reconciliación, el padre Werenfried consiguió generar una oleada de ayuda. Algunos proyectos originales despertaron un gran interés. Por ejemplo, nuestra organización envió “sacerdotes mochileros” en motocicletas y en ‘escarabajos’ Volks-wagen a las regiones de la diáspora católica alemana para ofrecer allí atención pastoral a las personas desplazadas.

Además, en 1950 pusimos en marcha la campaña Camiones capilla en la que 35camiones se convirtieron en “capillas sobre ruedas” para los desplazados.Nuestra organización encuentra siempre la manera de transformar desafíos extraordinarios en proyectos eficaces. 

La relación entre el personal y los voluntarios es maravillosa, y eso hace que nuestro trabajo sea aún más valioso.

Mervin Maciel, voluntario, Reino Unido

Así, en los años de la Guerra Fría la organización puso en marcha una gran campaña de ayuda para la Iglesia católica perseguida en los países situados tras el telón de acero. En la década de 1960, los programas de ayuda se extendieron a África, Asia y Latinoamérica. 

Gracias a los cientos de miles de benefactores que apoyan económicamente a Ayuda a la Iglesia Necesitada, nuestra organización está presente en todo el mundo y cuenta con un volumen de recaudación anual de más de 122 millones de euros. Este éxito demuestra una vez más que la caridad práctica nace de la experiencia de la fe.

Una Fundación Pontificia con alcance mundial

Hay numerosas organizaciones de beneficencia que atienden a las personas necesitadas. ¿En qué se distingue Ayuda a la Iglesia Necesitada de esas organizaciones? La diferencia principal es que somos la única fundación católica internacional que se centra en el apoyo pastoral y espiritual a los cristianos perseguidos y necesitados.

Desde que pasaron a estar bajo los auspicios del Vaticano, nuestra Secretaría General de Alemania y nuestras 23 Secciones Nacionales han conseguido construir una red única entre los benefactores y las personas necesitadas.

Nuestra historia