Königstein/Katmandú, 28.04.2017.- El 18 de abril, un incendio provocado dañó parcialmente la rectoría de la Iglesia de la Asunción, catedral del Vicariato Apostólico de Nepal, situada a las afueras de Katmandú. Los daños fueron sólo materiales, pero para el Vicario General, Padre Silas Bogati, este incidente «ha dañado a la pequeña comunidad católica que siente miedo, confiamos en Dios, pero este suceso es una llamada a la cautela». Este ataque se produce en una situación política muy delicada para el país, que se prepara para las próximas elecciones locales del 14 de mayo, las primeras que se llevarán a cabo en Nepal desde hace casi 20 años, y que está previsto sean seguidas por las elecciones parlamentarias en enero del 2018.
Los sucesos tuvieron lugar a las tres de la madrugada del 18 de abril. En conversación con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada el padre Silas relató cómo al menos tres personas entraron en el área y usaron gasolina para prender fuego a dos motocicletas y un coche estacionados en el recinto. También rociaron con gasolina las paredes y la puerta de la iglesia, que sufrieron graves daños. En el recinto se encuentra también la rectoría donde se alojan 10 personas, pero “gracias a Dios el vehículo quemado no explotó mientras la gente era evacuada, sino podría haber sido una tragedia. El edificio sí está muy dañado por el fuego, pero nadie resultó herido.»
Preguntado sobre los motivos y la autoría del incendio provocado, el Padre Silas se muestra muy cuidadoso: “No sabemos todavía quién está detrás, ni los motivos del atentado. La policía está investigando el asunto y tratar de identificar en estos momentos a las tres personas que se ven en las cámaras de seguridad. Una vez que se sepa más sobre la autoría se puede saber los motivos, ahora serían sólo especulaciones.” El sacerdote nepalés reconoce que “de vez en cuando los católicos aquí nos sentimos discriminados y aun siendo ciudadanos nepaleses somos tratados como extraños por el mero hecho de ser cristianos. Desgraciadamente en algunos círculos de la sociedad se aprecia hostilidad hacia las comunidades cristianas”. Sin embargo, el Padre Silas añade que en general tienen “muy buen trato con los vecinos, la mayoría son muy abiertos y considerados con nosotros. De hecho fueron los primeros en ayudar a las víctimas y llamaron a la policía. Es un grupo reducido el que se comporta de otra manera.”
No es la primera vez que la pequeña comunidad católica de Nepal sufre ataques: en mayo del 2009 una bomba explotó en la catedral, justo cuando el Padre Silas celebraba la Santa Misa, matando a tres personas y causando más de una docena de heridos. “Fue el momento más triste de mi vida. Nunca pensamos que alguien podía atacar un lugar sagrado de oración. Estuve muy traumatizado después del suceso.” El ataque fue reivindicado en aquel entonces por el grupo fundamentalista hindú Nepal Defence Army (Ejército de Defensa de Nepal).
“Después de este suceso en 2009 hemos tenido unos años pacíficos pero la reciente agresión es una llamada a ser precavidos. Por supuesto al final la última seguridad la da Dios, pero tenemos que estudiar cómo elevar nuestras medidas de seguridad y mejorar la protección de la comunidad”, explica el General Vicario durante la conversación telefónica.
La Iglesia Católica es una minoría pequeña pero muy activa en cuestiones de ayuda y desarrollo social, explica el sacerdote: “Justo en estos días estamos recordando y rezando por las víctimas del violento terremoto de magnitud 7,8 que arrasó Nepal hace exactamente dos años, el 25 de abril de 2015. La Iglesia Católica está llevando a cabo una labor grande de reconstrucción en su ámbito local, con la reconstrucción de 5.000 viviendas para damnificados y de sistemas de agua potable, así como proyectos de hábitat y desarrollo para vecinos. Esta ayuda beneficia a muchas personas sin consideración de la pertenencia religiosa. Vamos continuar esta ayuda porque nuestra vocación es ayudar a los más necesitados, como ahora los dañados por el terremoto.”
Según el Informe de Libertad Religiosa publicado por la fundación ACN el pasado noviembre, el número de católicos en el Vicariato Apostólico de Nepal es de 8.000 fieles; las iglesias evangélicas y pentecostales están mucho más presentes.
Tal y como describe el citado informe, la joven República Federal Democrática de Nepal, reino hindú anteriormente, adoptó el carácter laico del Estado en 2007, un año después de la abolición de la monarquía y después de una década de guerra civil entre las fuerzas armadas gubernamentales y la guerrilla maoísta. La presión ejercida por los partidos pro-hindúes es muy fuerte, circunstancia que, añadida a otras muchas dificultades (sobre todo las relacionadas con el establecimiento de las fronteras internas entre las siete provincias), ha hecho prácticamente imposible que los miembros de la asamblea constituyente lleguen a acuerdos. Después del terremoto del 25 de abril de 2015, en agosto del mismo año, ante la presión de la población, los principales partidos del arco parlamentario alcanzaron por fin un acuerdo considerado “histórico” por todos los nepalíes. El 16 de septiembre de 2015 la Asamblea Constituyente de Nepal votó, por fin, la Constitución, con lo que acabó un delicado proceso que se había iniciado ocho años antes. El nuevo texto afirma el carácter laico de las instituciones nepalíes a la vez que restringe enormemente la libertad religiosa.
Las elecciones del 14 de mayo marcarán un paso crucial en el establecimiento de las nuevas instituciones republicanas previstas en la Constitución. Por eso, Padre Silas pide a la comunidad internacional y a la fundación pontificia “oraciones por los católicos pero también por todo el país para que el proceso político de las próximas semanas se desarrolle en paz y traiga la deseada estabilidad al país”.