Obispos africanos agradecen la llamada del Papa a la oración por la paz: “Dios escucha las lágrimas de su pueblo”

Ante las trágicas situaciones de conflicto en diversas partes del mundo el Santo Padre Francisco ha llamado a los fieles católicos a una especial jornada de oración y ayuno por la paz, el día 23 de febrero próximo, viernes de la primera semana de Cuaresma. Así mismo el Papa ha invitado a los no católicos y no cristianos a unirse a la iniciativa de la manera que consideren más oportuna.
En su petición el Santo Padre ha destacado especialmente su preocupación por la República Democrática del Congo (RDC) y Sudán del Sur. En conversación con la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN) el obispo congoleño de Kikwit, Mons. Timothée Bodika Mansiyai y el obispo auxiliar de Jartum en Sudán, Mons. Daniel Adwok, explican el drama que está viviendo su pueblo.
“El Santo Padre conoce muy bien la trágica situación por la que están pasando ambos países”, apunta el prelado congoleño. “El Papa tenía el gran deseo de visitar ambos lugares”, asegura Mons. Bodika, pero tuvo que cancelar ambos viajes. “No ha podido estar físicamente presente en estos países, pero nos acompaña espiritualmente”. Durante su visita a la sede central ACN Mons. Bodika se mostró muy agradecido al Papa Francisco “que sigue de cerca la tensa situación que atraviesa la RDC, la represión y abusos de los que son víctimas los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y los cristianos católicos. Dios escucha las lágrimas de su pueblo.”
Y es que la República congoleña se ve abatida por diferentes conflictos. La lucha por la riqueza mineral ha desencadenado  desde hace más de una década una despiadada guerra en el Este de Congo. Desde 2016 se ha sumado el conflicto en la región central de Kasai. Por si esto fuera poco, el país se ve afectado por “la crisis general debido a las tensiones políticas con vistas a las elecciones generales”. La situación escaló durante los últimos meses cuando manifestaciones pacíficas fueron reprimidas violentamente por fuerzas gubernamentales causando victimas mortales y numerosos heridos.  Las manifestaciones de protesta habían sido iniciadas por el Comité Laico de Coordinación (CLC) de la Archidiócesis de Kinshasa para exigir la aplicación del acuerdo del 31 de diciembre de 2016 (Acuerdos de San Silvestre) y la alternancia en las instituciones políticas del Estado.
Oración y ayuno para la conversión de los corazones
Oración y ayuno es una llamada a la conversión de los corazones, de todos nosotros pero también de los políticos y dirigentes”, afirma Mons. Bodika. “Se han olvidado que su trabajo tendría que ser el servicio a la nación, no solo a unos pocos mientras el resto de la comunidad permanece en la miseria”. Según el prelado el pueblo congolés “clama de dolor”, pero “es un grito que la comunidad internacional no oye.” Tan solo en la diócesis Kikwit el número de personas desplazadas que deben ser atendidas, con vivienda, alimentación, salud y escolarización, asciende a 30,000. “La diócesis de Kikwit tiene limitaciones financieras para hacer frente a esta emergencia humanitaria. Nuestras peticiones a las autoridades y órganos políticos para una gestión eficaz de esta crisis no han tenido éxito,” lamenta Mons. Bodika.
El terror reina en Sudán del Sur
Por su parte Mons. Daniel Adwok, obispo auxiliar de Jartum en Sudán, resalta en conversación con ACN que “la guerra en Sudán del Sur ha creado desplazamientos masivos en muchas partes del país, motivando la destrucción de la estructura familiar y la perdida de respeto por la dignidad humana”.
Explicando la situación del país Mons. Adwok lamenta que “el terror reina en Sudán del Sur, con guerreros, gobierno y políticos luchando por el poder, por los cargos y sin importar el destino de los sudaneses del sur”. Hablando del ínfimo valor que se da a la vida humana en este momento en el país asevera: “Hasta hoy nadie sabe, ni siquiera el propio gobierno, cuántas personas han muerto en Sudán del Sur desde el comienzo de la guerra en diciembre de 2013”. Según el prelado sudanés nadie lleva la cuenta, “pareciera que los que murieron de violencia, hambre o malos tratos son ‘desafortunados’. Estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado. Conozco a personas ancianas que no pudieron escapar rápidamente de sus casas y encontraron la muerte allí mismo, asesinadas por personas armadas.”
Además de pedir por el cese de las hostilidades en Sudan del Sur y el bien de la paz, Mons. Adwok pide que durante la jornada del 23 de Febrero se rece por los refugiados y desplazados, así como especialmente por los jóvenes: “La mayoría de ellos desempleados, sin posibilidad de continuar con su educación y muchas veces huérfanos, que tienen que valerse por sí mismos y a menudo cuidar de sus hermanos. Los numerosos desafíos a los que se enfrentan los llevan a sentirse abandonados y a buscar consuelos fáciles muchas veces cayendo en las garras de grupos vinculados a la violencia”.
31 guerras y conflictos armados en 2017
La llamada del Santo Padre para pedir por la paz es una respuesta concreta al grito silencioso de tantas víctimas en todo el mundo. Un total de 31 guerras y conflictos armados tuvieron lugar en 2017, según estudios realizados por el Grupo de Investigación de Causas de Guerra de la Universidad de Hamburgo en Alemania.
La fundación pontificia Aid to the Church in Need, que ha apoyado el continente africano con casi dos mil proyectos y más de 24 millones de Euros durante el 2017,  invita a todos su benefactores y colaboradores a unirse a la jornada de oración y ayuno el próximo viernes, 23 de febrero.

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