En la Diócesis de Rourkela trabajan 63 Hermanas de la congregación de las Hijas de la Cruz. Normalmente, la mayoría de ellas enseñan en escuelas o trabajan en las parroquias. Sin embargo, durante la pandemia del coronavirus, todas ellas están ocupadas ayudando a los que más sufren por la situación actual. Las religiosas se ocupan de ancianos, enfermos y discapacitados, y apoyan especialmente a los trabajadores migrantes, que ahora no tienen trabajo y se han quedado con las manos vacías. Actualmente, la India ocupa el cuarto lugar entre los países con mayor número de casos de Covid-19 y, al mismo tiempo, muchos millones de personas, sobre todo trabajadores migrantes y jornaleros, han perdido sus ingresos.
Las religiosas, que hacen todo lo que pueden para prestar ayuda, nos escriben: “No podemos salvar a todo el mundo, pero al menos podemos ayudar aquí a la gente con la que vivimos y trabajamos”. Algunas cosen grandes cantidades de mascarillas protectoras que distribuyen entre los necesitados, pero el material es caro, y además se necesitan desinfectantes y guantes para evitar en lo posible que el virus se propague.
Como las escuelas están cerradas debido a la pandemia, las religiosas que trabajan como maestras llevan meses sin percibir un salario, pero estos salarios son la principal fuente de ingresos de la comunidad. Por ello, ACN quiere ayudarlas con 10.000 euros.