Sínodo para la Amazonia: “Necesitamos pasar de una ‘Iglesia que visita’ a una ‘Iglesia que permanece’”

El Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica del 6 al 27 Octubre ha atraído no solo la atención de los fieles católicos, sino la del mundo entero. En la agenda figuran la defensa del hogar común, el cuidado de los pueblos indígenas y ribereños, y también nuevos caminos para el ministerio sacerdotal. Mons. Sebastião Bandeira es el Obispo de Coroatá en el estado de Maranhão, en el noreste de Brasil. Nacido en la Amazonia Legal, ha trabajado prácticamente toda su vida en la región. Mons. Sebastião ha visitado la sede internacional de ACN, donde habló de la situación de su gente y de las esperanzas depositadas en el Sínodo. Una entrevista de Rodrigo Arantes.

ACN : La Amazonia es fundamental no sólo para quien vive en la región, sino también para la salud del planeta. ¿Cuáles son las expectativas ante este Sínodo que no sólo es vital para los habitantes de la zona, sino también para el mundo entero, porque en cierto modo depende de la Amazonia para su equilibrio natural?

Mons. Sebastião: Aunque el Sínodo es sobre una región particular que es la Amazonia, su tema y sus decisiones sin duda influirán en toda la Iglesia y el mundo entero. El Papa Francisco ha elegido el tema “Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Así que, como Iglesia, tenemos que aprovechar este momento privilegiado que estamos viviendo con el Papa Francisco, quien ha sido muy valiente y se ha mostrado muy abierto a los problemas de la Amazonia y concede mucha importancia a la Iglesia de la región. Nosotros debemos buscar esos nuevos caminos para que la evangelización sea más firme y más sólida.

Y el otro tema, el de la ecología integral?

Eso es un clamor al mundo entero, tenemos que  velar por los pueblos amazónicos. Así, por ejemplo, en Maranhão tenemos una población indígena moderada, pero también tenemos un número significativo de población quilombola (comunidades rurales formadas por descendientes de esclavos), que forma parte de la realidad de Maranhão y de toda la Iglesia de la Amazonia. Nosotros queremos ocuparnos de las personas y del medio ambiente, y, por encima de todo, buscamos nuevos caminos para que la Iglesia pueda desempeñar su papel en este momento tan decisivo que estamos atravesando.

Usted habla de nuevos caminos y una evangelización más sólida. Sabemos que hay muchas comunidades en la Amazonia que solo reciben la visita de un sacerdote una o dos veces al año, debido a las distancias y al reducido número de sacerdotes. ¿Qué esperan estos pueblos, como los ribereños y los indígenas, respecto a este Sínodo?  

En primer lugar, la Iglesia de la Amazonia ha desempeñado un papel muy importante a través de los misioneros, que marcaron toda la región religiosa y culturalmente. Fueron verdaderos héroes que dedicaron sus vidas en aquellas tierras tan lejanas a la promoción del desarrollo integral y a la evangelización. Además, en la Amazonia la religiosidad popular es muy vigorosa, también porque muchas personas del noreste fueron a la Amazonia trayendo consigo su religiosidad popular. Esta última también fue una forma de resistir al ataque de las sectas evangélicas. Por otro lado, sabemos que la Amazonia precisa tener una Iglesia con rostro propio. Y como dice el documento preparatorio del Sínodo, es necesario pasar de una “Iglesia que visita a una Iglesia que permanece”. Esa presencia permanente de la Iglesia solo será posible cuando tengamos personas, ministerios que, día a día, estén ahí para que el pueblo realmente se sienta Iglesia y participe de forma más permanente en la vida de Iglesia. Creo que el tema de los ministerios será muy discutido porque esto realmente es motivo de preocupación: cómo tener una presencia institucional en una situación tan remota y tan desafiante como la de la Amazonia.

Sínodo para la Amazonia: “Necesitamos pasar de una ‘Iglesia que visita’ a una ‘Iglesia que permanece’”.
Sínodo para la Amazonia: “Necesitamos pasar de una ‘Iglesia que visita’ a una ‘Iglesia que permanece’”.

Aprovechando que se ha referido al asunto de los ministerios, ¿Cree que la Iglesia conseguirá ofrecer una evangelización más sólida a estos pueblos?

Nuestras comunidades corren peligro de desaparecer en muchos lugares porque no tenemos gente. Muchos misioneros están cansados y desanimados, por lo que necesitamos dar una respuesta para que la Iglesia siga viva y activa en esta región tan difícil y con características propias. Muchos lugares del planeta en situaciones diferentes también han reflexionado sobre este ministerio fundamental para que la Eucaristía, que es el sacramento por excelencia, pueda ser recibida y pueda fortalecer a nuestras comunidades. El Papa Francisco no deja de poner de relieve estos problemas, aunque sean un reto, para que podamos encontrar soluciones adecuadas, a fin de que la Iglesia continúe existiendo, actuando, dando continuidad a la misión de Jesús, una Iglesia profética que sea un signo en el mundo, una servidora aunque sea perseguida. Aunque la Iglesia afronte muchas dificultades, lo más importante es proseguir su misión en este mundo. A nosotros, los pastores, nos ha sido encomendada esta tarea y no podemos descuidarla en modo alguno.

En cuanto a afrontar las dificultades, la Amazonia tiene un lugar en el corazón de ACN desde los años setenta, cuando la Fundación Pontificia envió 320 camiones que fueron fundamentales para “motorizar el Evangelio” en la región. ¿Qué soluciones vislumbra usted para dar un nuevo impulso al Evangelio en la Amazonia hoy día?

En primer lugar, quiero expresar mi profunda gratitud a ACN, que siempre ha ayudado a nuestras Iglesias, incluida la de la Diócesis de Coroatá, en Maranhão, que ha sido bendecida con la ayuda de esta Fundación, que nos ha apoyado en la construcción de iglesias y la adquisición de vehículos para que el Evangelio pueda llegar a tantas comunidades remotas y también necesitadas. Las religiosas también han recibido una gran ayuda.

Respondiendo a su pregunta, lo que yo veo es lo siguiente: para nosotros, en la Amazonia, nada es más importante que invertir en la formación de los líderes locales. Así que tratamos de ver cómo mejorar su formación y aumentar su número, porque son ellos los que transformarán nuestra sociedad. Por supuesto, también creo mucho en los medios de comunicación social, pues no hay duda de que llegan rápidamente a tantos lugares a los que nosotros no podemos llegar. En la Amazonia es sabido que las parroquias están lejos unas de otras. Por eso veo que las directrices de la Iglesia en Brasil son muy esclarecedoras cuando hablan de comunidades eclesiales misioneras. Es decir, hay que formar comunidades que, a la luz de la fe, se conviertan en evangelizadoras, que den testimonio del anuncio de Jesucristo con entusiasmo. Por eso tengo muchas esperanzas, porque sólo la experiencia del proceso de preparación del Sínodo es ya una gran victoria. Nunca antes a un Sínodo se le había prestado tanta atención en los últimos tiempos, un Sínodo que ha brindado la oportunidad de manifestarse a las bases, los indígenas, los quilombolas, los jóvenes, los pescadores, las periferias. Sin duda, muchas cosas surgirán porque el Espíritu está en la Iglesia, y cuando la Iglesia se reúne, siempre es para abrir nuevos caminos y dar respuesta, a la luz de la Palabra de Dios, a los nuevos desafíos.

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