“Para mí, la Iglesia es como un hospital de campaña tras una batalla”. El P. Andrés Jaramillo ha asumido como propias estas palabras del Papa Francisco y ha fundado en Girardota (Colombia) una fraternidad que, tras décadas de guerra civil, hace las veces de hospital para las almas heridas. La Fraternidad Sagrado Corazón quiere ser refugio y lugar de consuelo para desesperados, heridos, personas que buscan y que se encuentran sometidas al dolor de su alma. Para muchos grupos – ancianos, niños, víctimas de la guerra, gente sin techo, refugiados – hay ya lugares y recursos, pero para las personas corrientes con el alma lastimada, no.
Lola López, que había perdido a su única hija, se sentía destrozada, hecha añicos, destruida. “No podía dejar de llorar y me olvidé de comer, de dormir y de vivir”. El P. Andrés y su comunidad la invitaron a rezar y conversar durante un tiempo con ellos. “No me hacían preguntas ni me pedían nada. Me abrieron sus brazos con una sonrisa”. Lola logró reponerse. “El amor ha vencido a la muerte“, dice ahora, “este amor sin límites y desinteresado ha curado mis heridas”.
Ahora la Fraternidad quiere erigir la casa madre para muchos futuros hospitales ubicados también fuera de Colombia. ACN ha prometido financiar la planta baja, que será el fundamento del “hospital” de la Buena Nueva.