Al menos 50.000 cristianos se han visto directamente afectados por las inundaciones en Maiduguri, en el norte de Nigeria, aunque la cifra real podría ser mucho mayor. ACN se ha comprometido a ayudar a la diócesis local y solicita donativos y oraciones a sus benefactores.
Las devastadoras inundaciones que afectan al estado de Maiduguri en Nigeria septentrional son las peores de las últimas tres décadas, asegura Mons. John Bakeni, obispo auxiliar de la diócesis de Maiduguri. El prelado también ha comunicado a Aid to the Church in Need (ACN) que, aunque todavía se están determinando las cifras oficiales, al menos un millón de personas se han visto directamente afectadas por la catastrofe.
La gran mayoría de los habitantes de Maiduguri son musulmanes, pero ese estado cuenta también con una minoría significativa y activa de cristianos, incluidos católicos. La diócesis de Maiduguri calcula que la crecida de las aguas ha afectado al menos a 22.989 católicos en 3.601 hogares de seis parroquias en las zonas más afectadas, pero las cifras reales podrían ser mucho peores: “Estas son las cifras que hemos podido confirmar a partir de los registros parroquiales, pero aún quedan miles por contabilizar”. La diócesis calcula que otros 30.000 cristianos de otras confesiones se encuentran en una situación igual de difícil.
“Las dimensiones sin precedentes de estas inundaciones plantean retos que van más allá de nuestras experiencias anteriores, ya que más de la mitad de la ciudad está bajo agua. Se han perdido muchas vidas, propiedades y medios de subsistencia”, señala el obispo. El agua ha dañado varias propiedades de la Iglesia, entre ellas, la catedral de San Patricio y el secretariado diocesano.
“El gobierno y los organismos pertinentes se están esforzando en evacuar y reasentar a los residentes de las zonas afectadas. También se están realizando esfuerzos para garantizar el suministro de alimentos, refugio y asistencia médica. Debo decir que la situación es sobrecogedora”, añade Mons. Bakeni en un informe de daños enviado a ACN International.
Los campos de desplazados internos que fueron utilizados para las víctimas de la violencia de Boko Haram en las últimas décadas y que habían sido gradualmente cerrados por el gobierno en los últimos años debido a la mejora de la seguridad en el estado de Borno, han sido reabiertos para alojar a la gente.
Según el obispo, “las necesidades urgentes, por ahora, son comida, material médico y refugios temporales”, y añade que las autoridades se están preparando para posibles brotes de enfermedades como el cólera, la malaria y la diarrea, por no mencionar otros peligros. “Las aguas que inundan la región son ahora un cóctel amenazante, pues llevan patógenos de cadáveres en descomposición de tumbas, aguas residuales de hospitales, de las alcantarillas y del zoo, además de vidrios, botellas rotas y varillas de hierro. Estamos concienciando e informando a nuestra gente, especialmente a los más jóvenes, para que no se metan en esas aguas”.
Por su parte la responsable de ACN para proyectos en Nigeria, Kinga Schierstaedt, expresó con profundo pesar: “ACN siente terriblemente lo sucedido y reza por todas las víctimas de esta catástrofe. Nos duele profundamente ver cómo, después de que la comunidad cristiana —que lo había perdido todo a causa de la terrible violencia y la persecución religiosa del pasado— había logrado reconstruir sus vidas y su entorno con tanto esfuerzo, ven ahora cómo el agua se ha llevado nuevamente todo lo que habían logrado con tanta dedicación”. Y asegura: “La fundación se compromete a apoyarlos una vez más, no los dejará solos en este momento de necesidad”.
Las inundaciones en Nigeria se deben en primer lugar a las fuertes lluvias de finales de agosto. La resultante subida de las aguas supuso un esfuerzo adicional para la presa de Alau, cuyos aliviaderos se derrumbaron el 8 de septiembre, inundando más del 40% de la ciudad de Maiduguri.
ACN se ha comprometido a ayudar a la diócesis de Maiduguri y a los cristianos afectados de la región proporcionando auxilio y asistencia inmediatos. Además, ACN también ruega a sus benefactores que recen por la seguridad de toda la población de Maiduguri. “Al tiempo que os pedimos que recéis fervientemente por nosotros en este momento crítico, también solicitamos apoyo económico para que la diócesis pueda ayudar a las víctimas de las inundaciones en toda la diócesis. Rogamos oraciones especiales por las familias y todos los afectados por las inundaciones para que Dios les infunda fuerzas y consuelo”, concluye Mons. John Bakeni.
Por Filipe d’Avillez.