[vc_row][vc_column][vc_column_text]Preparar a personas capaces de ofrecer valores que fortalezcan la familia en la sociedad de hoy, es el principal objetivo del Instituto Pontificio Juan Pablo II que tiene sedes en todos los continentes, siendo la general la de Roma. El centro de Benín cumple 20 años de historia y hasta allí viajó Aid to the Church in Need (ACN), quien a ha apoyado al instituto de estudios africano con más de 120 becas, entre otros proyectos.
La familia Kanga de Camerún es un claro ejemplo de cómo funciona el Instituto que lleva el nombre del Papa Wojtyla. El matrimonio, acompañado de cuatro de sus cinco hijos y gracias a una beca económica, dejó su país de origen para ir a estudiar a Cotonou –Benín- y realizar el máster del programa civil. Después de tres años volverán a Camerún para ayudar a otras familias orientándolas desde una versión profesional a superar los problemas de la sociedad de hoy. También la familia Seke, quienes ya terminaron sus estudios en el Instituto Juan Pablo II y han creado un centro llamado “El Poder del Amor” que guía a las parejas antes de contraer matrimonio.
Y es que en el instituto pontificio estudian tanto sacerdotes, religiosos y religiosas, como laicos ya sean solteros o casados, pero todos ellos se forman siguiendo los principios de la exhortación apostólica Familiaris Consortio, donde se analiza el hecho de que “el hacer bien a la familia repercute en toda la sociedad”.
“El Instituto Juan Pablo II de Benín es como un faro para la sociedad africana, donde la tendencia mundial impone una colonización cultural o de ideología de género”, explica Rafael D’Aqui, responsable de los proyecto de ACN en Benín después de volver del país africano y quien señala que “una sociedad sin bases es una ruina”. En dicho instituto se prepara a los estudiantes con materias basadas en “los valores cotidianos de pareja, de hombres y mujeres tanto en parroquias como en la sociedad civil, y no sólo desde una perspectiva católica, sino antropológica”.
El centro pontificio tiene la perspectiva de servir a toda África, es por eso que poco a poco van llegando hasta aquí estudiantes de todo el continente, donde hay un gran valor de la familia a pesar de la desestructuración general.
Las clases son en francés, pero se están preparando para enseñar en otras lenguas como el inglés o el portugués, además de ampliar horarios de clase facilitando turnos nocturnos para los trabajadores.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]