Portavoz de la archidiócesis de Sarajevo “Srebrenica es un mensaje de cuánto daño pueden infligirse unos seres humanos a otros cuando están llenos de odio”.

Hace 30 años, el 11 de julio de 1995, al menos 8.372 hombres fueron asesinados a manos de las tropas del general serbobosnio Ratko Mladic en el enclave musulmán de Srebrenica, en Bosnia. Allí estaban refugiadas entre 40.000 y 60.000 personas, pues era “zona protegida” por cascos azules de la ONU y ésta se había comprometido a poner a salvo a la población. Las víctimas, la inmensa mayoría musulmanes, eran hombres de entre 13 y 75 años. Fue una operación de “limpieza étnica”, con miras a construir una Gran Serbia, cristiana ortodoxa, prescindiendo de la población bosniaca o croata-bosniaca.

Se trata de la matanza más grave cometida en Europa desde la II Guerra Mundial. La Corte Penal Internacional condenó por genocidio a siete de sus responsables. Pero la masacre sigue dividiendo a esta tierra, pues los serbios lo reducen a un crimen terrible mientras los bosnios piden justicia para quienes fallecieron. El sacerdote católico Dražen Kustura, periodista y portavoz de la archidiócesis de Sarajevo, explica a la fundación Aid to the Church in Need la difícil tarea de la Iglesia católica para curar las heridas en su tierra.

¿Qué significa para ustedes este aniversario?

Nos recuerda lo poderoso que puede ser el mal. Trae a la memoria crímenes del pasado reciente, por los que nadie con sólidos principios morales puede sentirse orgulloso. Como estos aniversarios nos devuelven al pasado, también son una oportunidad no sólo para cumplir con la justicia y condenar los crímenes, sino también para promover la reconciliación.

¿Cómo percibe hoy la sociedad las heridas que dejó aquella tragedia?

Por desgracia, todavía no se ha desarrollado una conciencia generalizada de que todo crimen, independientemente de quién lo cometa, debe ser condenado; de que todas las víctimas tienen el mismo valor y de que el dolor de toda madre es siempre igual de profundo. Así, los aniversarios del genocidio de Srebrenica, en lugar de ser ocasiones para la purificación personal y colectiva, se convierten en focos de nuevas divisiones; las heridas del pasado siguen abiertas y se obstaculiza el proceso de reconciliación y perdón.

¿Cómo se prepara la Iglesia para conmemorar este 30 aniversario?

La Iglesia católica siempre ha estado presente en la conmemoración del genocidio de Srebrenica, expresando piedad y respeto por las víctimas, pero también por los familiares supervivientes, pues desea cumplir su misión en el proceso de reconciliación y renovación de la sociedad.

¿Habrá alguna iniciativa particular o acto de oración con musulmanes y con ortodoxos?

Aparte de los encuentros comunes con ocasión de las conmemoraciones entre representantes de la Iglesia católica y de la comunidad islámica, no conozco ninguna otra iniciativa. En este momento, es casi imposible esperar una actividad conjunta que incluya a los ortodoxos. La Iglesia ortodoxa serbia, igual que la clase política serbia, reconoce que fue un crimen grave, pero niega abiertamente que fuera un genocidio. Mientras siga dominando esta postura, será difícil esperar iniciativas conjuntas.

¿Entonces qué papel tiene la Iglesia católica en el proceso de reconciliación?

Creemos que el diálogo es la única forma moralmente aceptable de resolver cualquier desacuerdo. Los obispos de Bosnia-Herzegovina siempre han mantenido este principio y nunca se han negado a reunirse con ningún líder religioso. La Iglesia ha seguido este camino después de la guerra, siempre advirtiendo contra las consecuencias de una paz injusta que legalizara la limpieza étnica.

¿Puede hablarme de algún programa concreto?

Por ejemplo, el proyecto «Caminemos juntos», del Centro de Pastoral Juvenil “Juan Pablo II”, reúne desde hace más de diez años a jóvenes de las tres principales confesiones religiosas. A través de actividades educativas, deportivas y de otro tipo, intenta que se superen las divisiones y anima a los jóvenes a tender puentes.

¿Es posible el perdón y la reconciliación?

El mero hecho de que las partes enfrentadas en el pasado vivan en cierta paz desde hace treinta años, hablen entre sí, viajen de un lado a otro del país, se reúnan, es señal de que la reconciliación es posible. Sin embargo, tampoco debemos pasar por alto la necesidad de justicia, es decir, de que cada individuo responda por los crímenes que ha cometido.

 ¿Qué mensaje deja hoy el genocidio en Srebrenica?

Estas grandes tragedias también pueden convertirse en una lección para el futuro, para que las nuevas generaciones no repitan los errores de sus antepasados. Srebrenica es un mensaje de cuánto daño pueden infligirse unos seres humanos a otros cuando están llenos de odio. Sin embargo, la situación actual del mundo y las guerras en curso demuestran que se aprende poco de los errores del pasado. Pero por mucho que Srebrenica sea un lugar de dolor y sufrimiento, también puede convertirse en un lugar de reconciliación y conversión. Desde allí, puede salir un mensaje claro: la guerra y el crimen nunca han traído nada bueno a nadie y en su lugar debemos luchar por la paz, el respeto mutuo en la diversidad y la justicia.

 

Por Xabier Burgos.

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