Albania: Nuevos sacerdotes de la Iglesia mártir

A veces, a la pregunta acerca de la vocación se responde rápidamente. La Madre Teresa de Calcuta lo hizo así: “En cuanto al origen, fue muy sencillo: el Buen Dios me llamó y yo dije que sí”. No obstante, y como escribió en sus notas secretas, la gran Santa de la pequeña Albania lidió más adelante con muchas preguntas. Y también en su juventud, desde el primer Sí a Dios -”desde la infancia, el corazón de Jesús fue mi gran amor” – necesitó tiempo para ver con claridad su camino con Dios.

Y es que las vocaciones son para todos un don que requiere ser descubierto y llenado de vida, y cuanto antes se empiece, mejor. En el seminario de Shkodër, Albania, se presta mucha atención a que ese joven Sí siga madurando durante los seis años de estudio, para que los seminaristas de Albania, Montenegro y Kosovo se mantengan fieles a su “primer gran amor” durante toda su vida. Ya ha sucedido que después de los retiros en los que los jóvenes teólogos se enfrentan especialmente a las cuestiones de la vocación sacerdotal y en los que buscan intensamente la claridad en la oración, algún que otro seminarista deja el seminario, pero lo hacen con firmeza en la fe y preparados para otras tareas.

Albania: Nuevos sacerdotes de la Iglesia mártir.
Albania: Nuevos sacerdotes de la Iglesia mártir.

Los 16 seminaristas del actual año académico están deseosos de realizar sus tareas pastorales y sacramentales, algo que no siempre ha sido posible en Albania. Muchos de los aproximadamente 350.000 católicos (alrededor del diez por ciento de la población) todavía recuerdan la época de la dictadura atea bajo los comunistas, cuando toda manifestación religiosa, por no hablar de la práctica, estaba prohibida por la Constitución y era cruelmente perseguida. Y antes de los comunistas y las diferentes ocupaciones por potencias extranjeras, este pequeño y paupérrimo país vivió durante medio milenio bajo el yugo otomano. Por tanto, solo desde hace pocas décadas vuelve a ser posible estudiar Teología y convertirse en sacerdote, lo que equivale a una resurrección para la Iglesia mártir albanesa.

El año pasado, el seminario celebró el vigésimo aniversario de su reapertura con la ordenación de dos diáconos. Apoyamos el seminario con 900 euros por seminarista y año. Los seminaristas llevan una vida frugal y están listos para servir. O como decía la Madre Teresa de Calcuta: “Estoy dispuesta, con una gran sonrisa, a aceptar lo que Él da y a dar lo que Él toma”.

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