Decenas de miles de jóvenes han participado en diversas iniciativas de ACN durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, y la fundación pontificia ha conseguido que los cristianos perseguidos de todo el mundo no sean olvidados, recordando a los participantes que estos hermanos y hermanas son, a menudo, auténticos héroes de la fe.
Exposiciones, conferencias, documentales, llamadas a la oración y a compartir experiencias: estas fueron algunas de las numerosas propuestas de Aid to the Church in Need (ACN) para los cientos de miles de jóvenes que convirtieron Lisboa en la capital del mundo católico durante la JMJ; así, ACN hizo posible que la dolorosa realidad de los cristianos perseguidos en el mundo estuviera presente. Estas iniciativas y actos fueron muy bien acogidos por los peregrinos, especialmente, el estand de la Ciudad de la Alegría, que resultó ser uno de los más populares entre los visitantes, al igual que la exposición en el claustro del antiguo convento de Gracia, donde la realidad de la Iglesia perseguida se tradujo en testimonios de primera mano de personas que, en diferentes países, son ejemplos de fidelidad a Cristo. Otra iniciativa que resultó popular entre los jóvenes y que recibió miles de visitas cada día fue la exposición en la Basílica de Nuestra Señora de los Mártires, en el Chiado, de objetos religiosos dañados por el ISIS durante los años en que controló amplias zonas de Siria e Iraq.
“No debemos olvidarnos de…”
El sábado por la mañana, durante una sesión informativa con periodistas, la directora de la oficina portuguesa de ACN, Catarina Martins de Bettencourt, destacó la importancia de estas exposiciones y de las realidades que trataban de transmitir a los jóvenes de todo el mundo: “A pesar del hecho de estar viviendo un momento de alegría, de fe y participación, no debemos olvidarnos de los lugares donde la Iglesia es perseguida”. La directora también subrayó el compromiso de ACN con los países donde las comunidades cristianas afrontan dificultades, y recordó a los periodistas que en países como Líbano y Siria los jóvenes cristianos que no pudieron asistir a la JMJ de Lisboa celebraron actos paralelos. “Hay muchos jóvenes en el mundo que no han podido venir y a los que apoyamos”, dijo Catarina Bettencourt, añadiendo que estos pudieron “vivir sus actos en un ambiente de fe y alegría”, y que se reunieron para celebrar una vigilia y una misa misionera simultáneamente con los mismos actos en Lisboa.
El privilegio de la solidaridad
También estuvo presente en la sesión informativa Joaquín Javaloyes, un voluntario español de ACN. El joven destacó la importancia de solidarizarse con las comunidades perseguidas y dijo que, para él, era un privilegio estar en contacto con quienes viven en países sin libertad religiosa o donde los cristianos afrontan grandes dificultades. En su opinión, “los testimonios de nuestros hermanos y hermanas son comparables a pasajes de los Evangelios”. “Dios me habla muy claro en el ámbito de la cooperación, me llama al amor, a la cruz y a la resurrección, y me llena de juventud, alegría, valor y cariño”, explicó el joven voluntario español.
Cine y testimonios
ACN también participó en la JMJ de Lisboa a través de una serie de documentales exhibidos en el cine São Jorge y seguidos de breves conferencias en las que se destacaba la experiencia de sacerdotes y laicos comprometidos con la labor de la Iglesia. Además, dos cristianos dieron testimonio. Así, el iraquí Joseph Fadelle habló de las dificultades a las que se enfrentó al convertirse al cristianismo: nacido y criado en una familia musulmana chií, fue detenido y torturado en cárceles iraquíes tras su conversión. Más adelante logró escapar con su mujer y sus dos hijos a Jordania, donde un tío y uno de sus propios hermanos intentaron asesinarlo, mientras la máxima autoridad religiosa emitía una fetua contra él. Los centenares de jóvenes peregrinos católicos que abarrotaban la sala de conferencias también tuvieron la oportunidad de escuchar a Rafi Ghattas, un joven cristiano palestino, que les contó cómo es vivir en Tierra Santa, la tierra de Jesús, donde actualmente los cristianos representan menos del 1% de la población.
Cabo Delgado, presente
La presencia de ACN en la JMJ también estuvo marcada por el mensaje enviado a la fundación pontificia el primer día por el obispo António Juliasse de Pemba, sobre el conflicto de Cabo Delgado. Aunque ya no se hable de ello en la prensa, esta guerra está causando sufrimientos indescriptibles a los jóvenes mozambiqueños. El obispo hizo un llamamiento a través de ACN para que los jóvenes de Lisboa denunciaran esa situación y manifestaran su solidaridad con el pueblo mozambiqueño.
“Queridos jóvenes, peregrinos de la JMJ. En Cabo Delgado se libra una guerra de la que no se habla en el mundo. Entretanto, ya tenemos cerca de un millón de desplazados y unos cinco mil muertos”.
En otro momento, una joven de Cabo Delgado compartió su testimonio con el mundo durante la vigilia del sábado por la noche, en la que le contó al Papa cómo ella y su familia tuvieron que escapar al monte las dos veces que los terroristas atacaron su aldea.
ACN creó una capilla virtual con ocasión de la JMJ, para invitar a los jóvenes a rezar y encender una vela en memoria de todos los que sufren en el mundo por su fe. Durante la semana de la JMJ se encendieron más de 1.600 velas