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El Padre Walter necesita caminar distancias largas, muy largas… a veces camina una, dos, hasta seis horas para visitar la comunidad más remota de su parroquia. Es un misionero en el Vicariato Apostólico de Napo. ¿Sabes dónde está Napo? Napo se encuentra en el corazón de la región amazónica ecuatoriana. Esta región del Ecuador está poblada principalmente por comunidades indígenas que viven dispersas en un terreno vasto y difícilmente accesible. No es fácil llegar a ellas, no hay avión, ni tren, ni coche… Es prácticamente imposible construir carreteras adecuadas en la tupida selva. Además el río Napo, uno de los mayores afluentes del Amazonas, atraviesa el vicariato. En ocasiones el río sube tan rápido que es imposible cruzarlo. Para el Padre Walter Coronel y sus compañeros sacerdotes esto significa que enfrentarse a duras dificultades como las largas distancias entre las comunidades, el difícil terreno y el riguroso clima – llueve todos los días del año – para servir a los fieles católicos.
Pero a él le encanta visitar a estas comunidades y pasar tiempo con ellos. Viven en condiciones muy sencillas y humildes; muchos de ellos sufren una pobreza extrema. Las tribus indígenas rurales suelen casarse jóvenes y tener grandes familias de al menos 5 hijos. Muchos de los niños y ancianos indígenas no hablan español, únicamente su lengua nativa, el quechua. El Padre Walter no sabe quechua, pero gracias a los catequistas y guías de comunidad indígenas, los misioneros pueden comunicarse con los grupos indígenas. Aid to the Church in Need les ha ayudado con la publicación de un devocionario quechua que utilizan en las clases de catequesis. Creemos que es importante que la gente pueda hablarle y rezarle a Dios, nuestro Padre, en su lengua materna.
A las gentes del Napo les gustaría tener unas capillitas para rezar juntos. ACN les está ayudando a realizar a cabo este sueño y ya han comenzado a construir algunas de estas capillitas en los centros poblados más grandes de la zona, que son puntos de referencia para las comunidades dispersas. A veces estos lugares son también de vital importancia en casos de emergencia. Hace unos meses unas fuertes lluvias provocaron que se desbordara el río Napo y el Padre Walter dio refugio a varias familias en el centro de catequesis que hay junto a una pequeña capilla.
Con ocasión del Año de la Misericordia quieren construir un Vía Crucis de la Reconciliación hasta una capilla en una gruta que se encuentra en un bonito lugar, junto a una cascada, y muy frecuentado por los grupos de catequesis. Los indígenas acogen muy bien la confesión, el sacramento de la reconciliación, gracias a la evangelización llevada a cabo en los últimos 50 años por los misioneros italianos de la Congregación de San José, conocidos como los “Josefinos de Murialdo”. Como ejemplo: tienen la hermosa costumbre de que cada Eucaristía esté precedida por la celebración del Sacramento de la Reconciliación. Acogen muy bien todo lo que invite a la reconciliación y a la misericordia, ya que son un pueblo que desea agradarle a Dios.
Podríamos pedirle al Señor que nos dé la misma disposición que tienen nuestros hermanos y hermanas en Napo, en mitad de la Amazonía y tan lejos de nosotros; si tomamos la reconciliación como una manera de agradarle a Dios, podemos acercarnos a ellos.
Con la generosa ayuda de nuestros bienhechores pudimos hacer realidad su sueño de construir un Camino de Reconciliación para celebrar el Jubileo de Misericordia en el corazón de la selva amazónica.