Mientras continúa la guerra en la Franja de Gaza y la tensión entre israelíes y palestinos aumenta, los cristianos de Cisjordania y Jerusalén soportan una situación cada vez más desesperada. Reinhard Backes, jefe de Proyectos para Oriente Próximo de la fundación pontificia internacional Aid to the Church in Need (ACN), informa sobre su viaje a Tierra Santa en julio de 2024. Durante la visita, él y una delegación de ACN se reunieron con el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, así como con muchos cristianos locales.
ACN, preocupada por las personas de Tierra Santa, también muestra su apoyo viajando a las zonas afectadas. ¿Qué lugares ha visitado en su último viaje?
Estuvimos en la Ciudad Vieja de Jerusalén, y, por supuesto, en Jerusalén Este, donde habitan principalmente cristianos. También en Cisjordania. No pudimos visitar la Franja de Gaza debido a la situación actual, pero, al menos, tuvimos la oportunidad de conversar con numerosas personas que mantienen un contacto estrecho con las dos comunidades cristianas de allí, la ortodoxa y la católica. También pudimos reunirnos con la juventud cristiana -algo especialmente importante para el cardenal Pizzaballa-. Antes del estallido de la guerra y de la crisis actual, nosotros ya habíamos acordado que ayudaríamos a los jóvenes de Tierra Santa a encontrar una perspectiva, no solo de fe, sino también una perspectiva profesional.
Según su impresión, ¿ha cambiado la guerra el país?
Sí, muchísimo. Lo más grave es, sin duda, que la confianza entre israelíes y palestinos se ha roto por completo. Tengo la impresión de que los extremos de ambos bandos son muy parecidos en su forma de pensar: argumentan basándose en la religión y la usan como justificación para negar a sus oponentes todo derecho a existir. Esto demuestra la necesidad del mensaje cristiano: a pesar de todo, debemos acercarnos los unos a los otros e intentar encontrar juntos una solución. Esto es extremadamente difícil -quizás incluso imposible a ojos humanos-, pues también entre los cristianos hay tensiones: hay cristianos que hablan hebreo y cristianos que hablan árabe. Además, en el ejército israelí hay jóvenes católicos que sirven en Gaza, mientras que cristianos árabes se encuentran entre las víctimas de esa misma acción militar. Imaginad lo difícil que es una unión. Y por eso, en nuestro encuentro, el cardenal Pizzaballa explicó que resulta extremadamente difícil hablar de neutralidad o diálogo, aunque sean tan necesarios. No obstante, también subrayó la necesidad de empatizar con los cristianos -tanto con los del lado árabe como con los del hebreo-, y de escucharlos y acompañarlos. Y aquí, evidentemente, mantener el equilibrio es muy, pero que muy complicado.
La población cristiana de Tierra Santa lleva décadas disminuyendo. ¿La guerra ha intensificado e impulsado aún más este éxodo?
Por un lado, sí, pues hay un fuerte deseo de emigrar debido al conflicto armado. Sin embargo, también se da la tendencia opuesta: cristianos que vienen a Tierra Santa. De primeras, esto puede sorprendernos, pero tiene su explicación en que la sociedad israelí se enfrenta a un problema que en Europa conocemos muy bien: el envejecimiento de la población. Ante esto, Israel recluta a jóvenes, principalmente mujeres, para trabajar en la sanidad y el cuidado de ancianos. Estos inmigrantes, en su mayoría católicos, proceden de Filipinas y de la India. Y es así cómo hasta 100.000 cristianos han llegado a Israel en los últimos años. Ciertamente, su situación es difícil porque el Estado israelí puede revocar el permiso de trabajo y el derecho de residencia a los inmigrantes que se casen o tengan hijos. De hecho, los hijos de inmigrantes nacidos en Israel no tienen un claro permiso de residencia; están en el país ilegalmente y pueden ser deportados en cualquier momento tras cumplir los 18 años, y todo esto a pesar de haberse criado en Israel, hablar hebreo y no haber estado nunca en sus países de origen, ya sea Filipinas o la India.
¿Qué hace actualmente ACN para apoyar a los cristianos de Tierra Santa?
ACN lleva proporcionando ayuda de emergencia desde el pasado mes de octubre, cuando estalló la guerra. En el programa, que, en su conjunto, engloba ayuda alimentaria y sanitaria, se han invertido 700.000 euros. Este programa no debería interrumpirse porque todavía hay unos 600 cristianos en la Franja de Gaza, y en concreto, en la ciudad de Gaza. La ciudad está prácticamente destruida, pero la vida tiene que continuar de alguna manera y esos cristianos quieren quedarse allí. La mayoría vive en el recinto de la parroquia católica, pero también en el de la ortodoxa.
En Cisjordania, muchas personas -sobre todo jóvenes- han perdido el trabajo, pues Israel ha cerrado las fronteras con Cisjordania y ya no permite a los palestinos entrar en Israel. Antes de la guerra, más de 100.000 palestinos -entre ellos, muchos cristianos- se desplazaban a diario a Israel para trabajar. Además, apenas acuden peregrinos a causa de la guerra, y esos ingresos, especialmente importantes para los cristianos, también se han perdido. Por eso, el Patriarcado Latino, junto con ACN, ha puesto en marcha programas de creación de empleo. El objetivo es ayudar a la gente a encontrar trabajo -casi siempre en instituciones eclesiásticas-, como, por ejemplo, en obras de renovación de edificios.
Entonces, sin ayuda del exterior, la situación de los cristianos en Tierra Santa sería nefasta…
Ciertamente. En estos momentos, nuestro apoyo a través de la oración es fundamental, pero también es esencial la ayuda material para su supervivencia. La situación sobre el terreno es muy compleja, y por eso es tan importante que no nos olvidemos de nuestros hermanos de Tierra Santa.
Por Volker Niggewöhner & Sina Hartert.