La República Democrática del Congo es conocida por su abundancia de recursos minerales. Pero, debido a la corrupción y al desgobierno, la mayor parte de sus 85 millones de habitantes viven en extrema pobreza. Desde hace 25 años, varias regiones del país son el escenario de conflictos armados en los que participan distintos grupos de rebeldes. Las consecuencias de la crisis del coronavirus en el Congo en 2020 también se dejaron sentir en la Iglesia por todas partes. Por eso, ACN envío un paquete de ayuda contra los efectos del coronavirus a varias congregaciones de religiosas con el fin de aliviar las carencias más acuciantes.
En el Congo, la Iglesia católica suele estar en primera fila a la hora de combatir problemas sociales y políticos. Siempre alza su voz en aquellos asuntos en los que el Estado fracasa. La situación en el este del país también fue dramática en 2020. Varios obispos recibieron amenazas de muerte al alzar su voz públicamente para denunciar la catastrófica situación de inseguridad en la región.
Además, a finales de octubre de 2020 la aldea de Lisasa fue el escenario de un ataque sangriento por parte de supuestos guerrilleros ugandeses. En la masacre perdieron la vida al menos 21 personas, entre ellas un catequista. Varios edificios –entre ellos algunos centros sociales de la Iglesia– fueron incendiados.
Pero no fue solo la violencia lo que puso en jaque a la Iglesia local en 2020, sino también el coronavirus. En muchas diócesis, la pandemia ha llevado a la miseria a algunos centros eclesiales. Por eso, además de la ayuda que ACN ya ofrece a sacerdotes y seminaristas para su formación y manutención, en el marco de un paquete de proyectos destinado a paliar los efectos del coronavirus se otorgaron subsidios de emergencia para casi 70 congregaciones de religiosas en las seis diócesis de Bukavu, una región en conflicto situada en el este del país.
Estipendios de Misas: más necesariosque nunca en tiempos del coronavirus
Desde la aparición del corona-virus, los estipendios de Misas son aún más importantes que antes para la subsistencia de muchos sacerdotes congoleños. El padre Alain Mwila Wa Ilunga de la orden de Obreros Misioneros nos agradece la ayuda prestada con estipendios de Misas, que él comparte con los más pobres y los enfermos sin recursos en estos tiempos tan difíciles.
Les rogamos que nos sigan ayudando a luchar por una mayor dignidad humana.
Cardenal Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa
También el maestro de novicios de esta orden religiosa, el padre Clément Mwehu Muteba, nos da las gracias por la ayuda económica recibida. Esta le permite comprar gasolina o encargar papel para la formación de los jóvenes, y poder así seguir cumpliendo con las labores de su apostolado.