Al igual que Nigeria, el vecino Camerún también sufre frecuentes estallidos de violencia. En 2019 siguieron aumentando los conflictos entre los separatistas de las regiones de habla inglesa y el gobierno central francófono. Hasta ahora han muerto 2.000 personas y han huido 400.000. La Iglesia católica lamenta sobre todo los secuestros de sacerdotes y personal eclesiástico. Por todas estas razones, Camerún es uno de los países de África que más apoyo recibe por parte de ACN.
Comparado con sus países vecinos en crisis, Camerún, país centroafricano con 24 millones de habitantes, se ha considerado relativamente estable durante largo tiempo. Pero lo que en 2016 empezó con marchas de protesta contra la marginalización de la población anglófona, ha degenerado en un conflicto armado permanente que bloquea cada vez más la vida social y económica del país. A esto se añade que, en la frontera norte, la violencia del grupo terrorista Boko Haram penetra en Camerún desde
Nigeria.
Durante los estallidos de violencia, nuestros sacerdotes se comportaron como auténticos pastores del pueblo.
Obispo Andrew Nkea Fuanya de Bamenda.
La Iglesia católica, a la que pertenecen el 38% de los cameruneses, volvió a alzar su voz en 2019 contra la violencia y las violaciones de los derechos humanos cometidas en aquel país tanto por los separatistas como por las fuerzas de seguridad del Estado. Por eso, en su compromiso por la paz y la reconciliación, se coloca entre ambos frentes y es atacada por las dos partes en conflicto. ACN no abandona a la Iglesia local en esa situación.
La prioridad de nuestra ayuda es la formación de los futuros sacerdotes. Afortunadamente, se producen numerosas ordenaciones, pero la Iglesia local no dispone de los medios necesarios para financiar por sí sola su formación.