[vc_row][vc_column][vc_column_text]Los creyentes de la República Checa han elegido el Centenario de las apariciones de Fátima como año especial de gratitud por la recuperación de la libertad tras el comunismo. En el país más ateo de Europa, para la Iglesia Católica era importante recordar este acontecimiento con una peregrinación nacional propia durante todo el año. Así, tras el momento cumbre de la peregrinación a Fátima en septiembre, la peregrinación continúa en el país: una imagen de la Virgen de Fátima recorre durante un año entero las diócesis checas. El 18 de noviembre tendrá lugar, además, una peregrinación de gratitud a la imagen milagrosa, famosa a escala mundial, del Niño Jesús de Praga, cuya réplica ha sido llevada al Santuario de Fátima como “muestra de gratitud”.
Los que oraban el 13 de septiembre por la mañana temprano en la Capilla de las Apariciones de Fátima presenciaron una escena sorprendente: una religiosa pasaba por delante de la imagen milagrosa de la Virgen con una estatua del Niño Jesús de Praga en los brazos. El Niño Jesús, representado como Rey y vestido todo de blanco, iba a celebrar más adelante ese mismo día un gran triunfo. Y es que al final de la solemne Santa Misa en la esplanada del Santuario de Fátima, el Arzobispo Cardenal de Praga, Mons. Dominik Duka, entregó ante varios miles de peregrinos de todo el mundo esta estatua al Obispo de Leiria-Fátima, Mons. António Augusto dos Santos Marto, a cuya diócesis pertenece este lugar de peregrinación mundialmente famoso.
Con motivo del Centenario de las apariciones de Fátima, la Iglesia de la República Checa había realizado por segunda vez una peregrinación nacional a Fátima. 1.300 peregrinos, entre ellos toda la Conferencia Episcopal Checa, numerosos religiosos, sacerdotes y creyentes, habían emprendido el camino a este santuario mariano portugués, que guarda una estrecha relación con la historia del antiguo Bloque del Este.
El Arzobispo de Praga recordó que los peregrinos de la República Checa ya peregrinaron en 1989 a Fátima en gratitud por la libertad recuperada. Esta vez daban las gracias “por una nueva generación que no ha conocido la prisión del nazismo, la prisión del comunismo y la persecución religiosa”.
Como muestra de gratitud, el Arzobispo entregó al Obispo local la réplica de la estatua del Niño Jesús de Praga, consagrada en el Santuario de Praga, como regalo especial de los creyentes checos al Santuario de Fátima. “El Niño Jesús es el Patrón de sus amigos y amigas”, dijo el Cardenal Duka. También el Papa Benedicto XVI visitó en 2009 en su viaje a Praga la imagen milagrosa del Niño Jesús de Praga, conocida en el mundo entero.
En efecto, la suerte del Jezulatko, como llaman al Niño Jesús de Praga en checo, guardó una profunda relación en el siglo pasado con los mensajes de Fátima, pues en 1917 –hace exactamente cien años– la Santa Virgen María les anunció a los tres pastorcillos de Fátima la Revolución de Octubre en Rusia y la Segunda Guerra Mundial, cuya consecuencia fue una persecución religiosa sin precedentes. Tras la Segunda Guerra Mundial, también Checoslovaquia fue subyugada por los comunistas y se convirtió en escenario de una de las persecuciones religiosas más perniciosas de Europa del Este. Miles de sacerdotes y religiosos fueron condenados a penas de prisión de muchos años y a trabajos forzados; los conventos y las iglesias tuvieron que cerrar y fueron profanados; y el culto fue objeto de fuertes restricciones. Durante muchos años, el Niño Jesús de Praga permaneció solo y abandonado en su altar en una iglesia prácticamente devastada.
“Gracias al triunfo del Inmaculado Corazón de María podemos vivir en libertad”, exclamó el Cardenal Duka ante varios miles de peregrinos en Fátima. Los peregrinos checos pudieron llevarse en préstamo a su país una imagen de la Santa Virgen de Fátima. Inmediatamente después del regreso de los peregrinos de Fátima, esta estatua de la Virgen fue bienvenida con una solemne Santa Misa en la Catedral de San Vito en Praga y llevada en procesión por la ciudad. Ahora recorre durante todo un año las iglesias, catedrales y santuarios de la República Checa, exactamente cincuenta años después de que una imagen de Nuestra Señora de Fátima introducida clandestinamente en Checoslovaquia allanara el camino de la llamada Primavera de Praga, que trajo consigo en 1968 una cierta distensión de la situación, también para la Iglesia.
En cambio, la imagen del Niño Jesús de Praga permanece en Fátima. De este dijo la famosa filósofa y Carmelita Edith Stein: “¿Acaso no es el Emperador secreto que un día pondrá fin a todas las necesidades? Al fin y al cabo, es él quien sujeta las riendas, aunque los hombres crean que son ellos los que gobiernan”. Cuando el 18 de noviembre los peregrinos checos afluyan al Santuario del Niño Jesús de Praga, muchos checos, desde este espíritu, darán las gracias por el fin de la represión por el comunismo hostil a la religión.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ya apoyó antes de la caída del Telón de Acero a la Iglesia Católica de la antigua Checoslovaquia, y después del cambio político hizo una gran contribución a la reconstrucción de la vida de Iglesia y de la infraestructura. En la actualidad, la Fundación promueve allí sobre todo la formación de futuros sacerdotes, apoya a las religiosas contemplativas con ayudas al sustento y a la formación, y subvenciona obras de renovación y la compra de vehículos de locomoción. El año pasado, la Fundación destinó casi 60.000 euros a proyectos en la República Checa.
La República Checa, donde un 34% de los habitantes declara no profesar religión alguna y otro 44% de personas no indica nada acerca de su pertenencia religiosa, es el país europeo más marcadamente ateo. En el censo de 2011, un 10,4% de la población se declaró católico, mientras que otro 11% declaró pertenecer a otra confesión cristiana. En cambio, al principio del régimen comunista, en el año 1950, un 76% de la población de la antigua Checoslovaquia era todavía católico.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]