Aunque Rumanía pertenece a la UE desde 2007, el país sigue estando caracterizado por una mala coyuntura económica, el desempleo y la corrupción. Como consecuencia, muchos de los 19,5 millones de habitantes, sobre todo los jóvenes, se ven obligados a abandonar su país debido a la falta de perspectivas de futuro. La difícil situación también ha dejado huella en la Iglesia católica de Rumanía que, con su porcentaje de creyentes de apenas el 6% de la población, constituye la religión más minoritaria. ACN apoya a la Iglesia de Rumanía principalmente facilitando ayudas para la construcción y la renovación, en la atención espiritual y mediante el fomento de nuevas vocaciones sacerdotales y la asistencia pastoral a familias.
El 86% de los rumanos pertenece a la Iglesia ortodoxa. En la época comunista, todas las Iglesias eran víctimas del acoso. La pequeña Iglesia católica local no dispone de los medios económicos suficientes para renovar su infraestructura, a menudo muy antigua, o adquirir nuevos vehículos.
Otro tema importante es el fomento de las ordenaciones sacerdotales. Por eso, además de facilitar presupuestos para tareas de construcción y renovación, una de las medidas de ayuda más urgentes para ACN en Rumanía es el apoyo a la formación de sacerdotes y religiosos. Esto ya ha dado sus frutos: el número de ordenaciones es gratamente elevado, como por ejemplo en el seminario sacerdotal de la Iglesia católica griega en Oradea, que ACN lleva apoyando desde 1993. En este, 54 hombres jóvenes realizan actualmente su formación, que ACN cofinanció en 2019 con 32.400 euros. La razón del aumento de ordenaciones se debe en gran medida al mayor compromiso de las diócesis con la asistencia pastoral a familias, ya que las familias estables con una fe arraigada son un terreno fértil para las ordenaciones. Estas iniciativas también son apoyadas por ACN.
Sin ayuda del extranjero no podríamos llevar a cabo nuestra tarea.
Padre Anton Cioba, rector del seminario sacerdotal de Oradea.
La visita del Papa Francisco, que viajó al país del 31 de mayo al 2 de junio de 2019, dio a los católicos de Rumanía un ánimo y un optimismo renovados. El Papa se encontró allí con el patriarca Daniel de Bucarest y otros dignatarios de la Iglesia ortodoxa.