Desde hace años, la minoría cristiana que habita en el norte de Nigeria –una región mayoritariamente musulmana– sufre ataques y atentados por parte del grupo terrorista islámico Boko Haram. Solo en los dos primeros meses de 2020, ese grupo asesinó a 350cristianos. A esta cifra hay que aña-dir las muertes y las cargas económicas provocadas por la crisis del coronavirus, que están llevando al borde de la miseria también a la Iglesia.
Boko Haram no nos robará nunca nuestra fe
El obispo de Maiduguri, Oliver Dashe Doeme
ACN apoya a la Iglesia local en estos tiempos tan difíciles, ayudando sobre todo a mantener en pie la infraestructura eclesial y a preservar la tarea de formación de sacerdotes.
En 2020, la pandemia de coronavirus también dejó su sello en Nigeria. A la Iglesia le preocupó sobre todo el riesgo de hambrunas y la desestabilización de la ya de por si débil economía del país. Más allá del coronavirus, lo que más atemorizó a la población nigeriana fueron los excesos de violencia de Boko Haram.
Desde 2015 han sido asesinados en Nigeria alrededor de 12.000 cristianos, se han incendiado más de 200 iglesias y numerosas escuelas y más de 70 sacerdotes y religiosos han sido secuestrados o asesinados.
Los últimos días del año también estuvieron marcados por la violencia contra los cristianos: el día de Nochebuena, Boko Haram cometió un atentado en Pemi, una aldea del noreste del país, en el que once personas murieron y dos edificios de la Iglesia quedaron arrasados.
Aunque vivamos bajo el yugo del terrorismo, debemos ser un pueblo lleno de esperanza.
Párroco Samuel Aseer Aluga
Pero Boko Haram no es el único grupo que provoca sucesos violentos. En el cinturón central del país se producen cada vez más ataques brutales por parte de pastores fulani, islamistas fuertemente armados.
Secuestro en el seminario sacerdotal de Kaduna
En la noche del 8 de enero de 2020, cuatro jóvenes seminaristas del seminario sacerdotal “El buen pastor” de la ciudad nornigeriana de Kaduna fueron secuestrados. Tres de ellos fueron liberados a finales de enero, mientras que el joven de 18 años Michael Nndadi fue hallado asesinado. Uno de los secuestradores declaró que el joven no dejaba de predicar el Evangelio.
Pero a pesar de la difícil situación, el número de nombramientos sacerdotales en Nigeria es muy elevado. Por eso, en 2020 ACN apoyó sobre todo la formación de seminaristas y ayudó a los sacerdotes necesitados con estipendios de Misas.