En Europa, es sobre todo en los países del antiguo bloque oriental donde la Iglesia más ayuda necesita para llevar a cabo su labor. El comunismo ateo ha dejado allí un gran vacío en la sociedad que aún no se ha superado por completo, pese a haber transcurrido 30 años desde el cambio político. En Europa del Norte, donde viven muy pocos católicos, la Iglesia local tampoco puede prescindir de ayuda. ACN ayuda a la Iglesia donde más lo necesita, dedicándose principalmente a financiar la formación y capacitación de sacerdotes, religiosos y laicos.
En los países de Europa del Este, en los que la Iglesia católica representa una minoría, la Iglesia sigue estando obligada a depender de la ayuda del extranjero. Para garantizar la atención pastoral en las parroquias generalmente extensas del este de Europa, la fundación financia, entre otras cosas, la compra de vehículos para sacerdotes y religiosas.
En Europa del Este, sobre todo, la Iglesia no puede prescindir de la ayuda del extranjero.
En Rusia, un país tradicionalmente ortodoxo, ACN fomenta activamente el diálogo con la Iglesia ortodoxa desde hace casi 30 años. Esta labor le fue encomendada a ACN en 1992 por el papa Juan Pablo II, recientemente canonizado. Y ha dado sus frutos: desde entonces, han surgido numerosas iniciativas conjuntas en las que católicos y ortodoxos han trabajado codo con codo para encontrar soluciones comunes a problemas del presente.
La presencia de la Iglesia católica en Europa del Norte no es producto de un crecimiento a lo largo del tiempo. Los católicos constituyen solamente una minoría exigua. Del reducido número de fieles, la mayoría son inmigrantes. La Iglesia local también depende allí de la ayuda extranjera debido a su condición de minoría.