Perú es el tercer país más grande de América del Sur en términos de superficie, y la mayoría de los 32 millones de peruanos pertenecen a pueblos indígenas. El país es geográficamente muy diverso, pues abarca desde las altas montañas de los Andes hasta la selva tropical de la región amazónica.
Perú se ha visto muy afectado por la pandemia del coronavirus. Aunque ya se impusieron restricciones en marzo de 2020, un año después se registraban más de 1,7 millones de infecciones y más de 57.000 muertes. La crisis económica y las tensiones sociales se han visto exacerbadas por la pandemia, y en las zonas rurales reina una pobreza extrema, por lo que muchos jóvenes emigran a las ciudades. Allí, problemas como la adicción a las drogas y las familias desestructuradas van en aumento.
La Prelatura Apostólica de Ayaviti está ubicada en el sur del Perú, se extiende por un territorio de más de 32.000 kilómetros cuadrados y cuenta con 300.000 habitantes. Algunas partes de esta prelatura pertenecen a las regiones más pobres y desatendidas del país.
La Iglesia Católica afronta allí numerosos desafíos. Aunque alrededor del 85 por ciento de la población se considere católica, hay muchos que se distancian de la Iglesia debido a la escasez de sacerdotes: solo veinte atienden a los creyentes de las 21 parroquias de este vasto territorio. Además, también faltan catequistas y religiosas, y mucha gente apenas sabe nada sobre la fe católica. Las sectas se están extendiendo cada vez más.
No obstante, Mons. Kay Martin Schmalhausen, Obispo emérito desde abril de 2021, ve signos de esperanza, y es que desde 2011 viven en la prelatura religiosas de la orden de las Trinitarias Contemplativas, que viven recluidas y dedicadas a la oración. Aunque estas religiosas no contribuyan directa y activamente a la pastoral, sí apoyan la vida pastoral de la prelatura a través de su oración, su presencia y su testimonio de fe. El Obispo nos escribe: “Estamos encantados de ver que aumentan las vocaciones a la vida en clausura y, con ellas, la bendición”. De hecho, el número de Hermanas ha aumentado de cuatro a dieciséis.
Como ya hizo en el pasado, el Obispo también nos ha pedido este año, antes de su jubilación, que apoyemos a estas religiosas con una ayuda al sustento, y nosotros hemos prometido destinar a este fin 4.360 euros.