En 2019 la Asamblea General de la ONU proclamó el 22 de agosto como Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión. Según el informe “Libertad Religiosa en el Mundo” de la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN), publicado en abril de 2021, la situación ha empeorado incluso en los dos últimos años. La fundación advierte con gran preocupación sobre continuas violaciones, actos de violencia y acoso por motivos religiosos en al menos 26 países del mundo.
Este 22 de agosto, día para recordar a las víctimas de la violencia por motivos religiosos, la fundación quiere dar voz a las víctimas de la blasfemia en Pakistán. En este país asiático las minorías religiosas sufren bajo una triple presión: el Estado, grupos extremistas islamistas y un sentimiento popular de supremacía etno-religiosa. El padre Emmanuel Yousaf, socio de proyectos de Aid to the Church in Need y director de la Comisión Católica de Justicia y Paz (CCJP), explica la situación de las víctimas y la importancia de medidas internacionales, como la resolución sobre las leyes sobre la blasfemia en Pakistán por la Unión Europea a finales de abril de 2021. Entrevista realizada por Maria Lozano, responsable de prensa de la fundación ACN Internacional.
ACN: ¿Cuántos casos abiertos tiene la CCJP actualmente para defender víctimas de acusación de blasfemia?
Padre Emmanuel Yousaf: La CCJP se ocupa actualmente de doce casos de acusados de blasfemia: ocho en Punjab y tres en Sindh. Del total de los 12 casos, 11 víctimas son cristianas y 1 es hindú.
Estos casos no son solo un terrible drama para la víctima, sino para toda su familia. ¿Podría explicar las consecuencias estas falsas acusaciones? Creo que en Occidente no podemos imaginárnoslo…
La acusación falsa a una persona no solo afecta a la víctima y a su familia, sino a toda la localidad y al vecindario: incluso sus casas e iglesias son atacadas e incendiadas. Por ejemplo, en el incidente de Shanti Nagar, un pueblo cristiano de las afueras de la ciudad de Khanewal, todo el pueblo fue atacado a causa de una persona acusada falsamente, Baba Raji. Del mismo modo, siete personas fueron quemadas vivas en Gojra, un pueblo de Faisalabad, y Joseph Colony, un pueblo de las afueras de la ciudad de Lahore, fue atacado por una turba numerosa que prendió fuego a más de 150 casas, incluida la de Sawan Masih, un trabajador de limpieza de canales falsamente acusado. Hay muchos más casos como los mencionados, tenemos constancia de ellos. En estos casos se observa que una víctima falsamente acusada, incluso después de ser absuelta, no puede regresar a su barrio o incluso a su ciudad de origen. Las vidas de estas víctimas están amenazadas para siempre y muchas han sido asesinadas.
A finales de abril el Parlamento Europeo adoptó una resolución sobre las leyes sobre la blasfemia en Pakistán. ¿Qué importancia diría usted que tiene esta resolución para las minorías religiosas del país? ¿Es importante también para los cristianos?
Esta resolución tiene importancia en sí misma y es de gran importancia para los derechos de las minorías religiosas de Pakistán, especialmente, de la comunidad cristiana. Como muestran los datos, los casos de blasfemia afectan en un 52% a las minorías religiosas y a los cristianos en específico en un 14,5% de los casos; sin embargo, la comunidad cristiana representa menos del 2% de la población. Por eso proporcionalmente este número es muy alto.
La resolución tiene relevancia también en virtud de otras cláusulas [5, 6, 7, 14, 16 y 18] mencionadas en la declaración, ya que estas están directamente relacionadas con la libertad religiosa y el sistema judicial y legislativo de los estados paquistaníes.
La resolución constataba un alarmante aumento de las acusaciones de blasfemia en Pakistán durante el último año online y offline. ¿Concuerda esto con su experiencia como director de la Comisión Nacional de Justicia y Paz (CCJP)?
Sí, en base a nuestra experiencia basada en la documentación de casos de blasfemia desde 1987, hemos sido testigos de un alarmante aumento de acusaciones de blasfemia en los últimos años, especialmente tras el crecimiento del uso de foros de medios sociales como Facebook, Twitter y WhatsApp.
¿Cuáles serían las causas de este aumento en su opinión?
Durante la pandemia hemos visto incrementarse estos casos, aprovechando que la investigación judicial se dificulta todavía más y los procedimientos judiciales se retrasaron debido a la pandemia. Otro motivo de preocupación es que, mientras que en el pasado la mayoría de los casos solían darse en la zona rural, donde alguien acusaba a otro de blasfemia por un ajuste de cuentas personal o para obtener tierras o propiedades, ahora estamos presenciando un aumento en las zonas urbanas, donde se están registrando casos contra sectores educados de la sociedad como estudiantes, enfermeras, médicos y muchos otros ámbitos profesionales. Esto es motivo de preocupación por el hecho de que indica que la radicalización religiosa va en aumento y, por lo tanto, hay un mayor empeño por parte de la mayoría en obligar a los demás a convertirse o a adoptar su ideología, y cuando estos se niegan a hacerlo, se los acusa falsamente de blasfemia.
falta de comprensión del contexto de las leyes sobre blasfemia y de la sensibilidad religiosa asociada a ellas en Pakistán, y en el mundo musulmán en general”. ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿A qué se refiere cuando habla de “la comprensión del contexto de las leyes sobre la blasfemia”?
Pakistán, al ser un país de mayoría musulmana, con un 96,47 % de musulmanes, tiene la percepción de que estas leyes no están hechas por el hombre, sino por la divinidad, por lo que no pueden cambiarse, ni pensar en derogarlas.
El Sr. Zahid Chaudhri, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán, tiene razón hasta cierto punto en el sentido de que en el pasado, durante algo más de una década, la sociedad en general se ha ido radicalizando religiosamente y que por ello se ha vuelto casi imposible exigir la derogación de la ley. Por eso, como organización, la CCJP siempre ha estado trabajando en aras de que el Gobierno impida que la gente haga un mal uso de esta ley, y también ha emitido recomendaciones. La CCJP no exige la derogación de la ley, sino que hace recomendaciones para modificar el procedimiento de la ley. Además, el Sr. Chaudhri en su declaración se hace eco de las creencias de la comunidad mayoritaria como el Libro Sagrado, la unicidad de Alá y que el Islam es la religión superior, por encima de todas las demás. A lo largo de los años, esto se ha convertido en un tema candente como resultado de un sistema educativo sesgado, un plan de estudios y una estructura social y de servicios que ha solidificado el pensamiento y la ideología de que en este país solo hay lugar para el Islam.
Usted está muy involucrado en la defensa de los derechos de las minorías. Según la constitución, gozan de la misma protección que los musulmanes, pero ¿cuál es su experiencia en la práctica? ¿Se protegen sus derechos del mismo modo que los de la comunidad musulmana mayoritaria? ¿Ofrecen los mecanismos judiciales y administrativos a las minorías las mismas oportunidades y posibilidades?
Sí, la Comisión CCJP está comprometida con la defensa de los derechos de las minorías desde 1987. Elevamos la voz para que el Estado de Pakistán cumpla con los artículos 9, 20, 25 y 36 de la Constitución paquistaní, y con el artículo 18 (I y II) de la Declaración Universal de Derechos Humanos, relativa a garantizar la protección, la libertad religiosa y la igualdad de derechos de las minorías religiosas. Aunque el Estado diga que cumplimos con las leyes internacionales, según mi experiencia personal, las minorías siguen privadas de los derechos garantizados en las leyes.
En Pakistán, los derechos de las minorías religiosas no están protegidos y la contradicción se mantiene. Por ejemplo, el artículo 41 de la Constitución establece que el presidente tiene que ser un ciudadano musulmán pakistaní. Aunque esto sólo atañe a uno de los cargos más altos del país, su influjo afecta a todos los puestos prestigiosos y estratégicos de todos los ámbitos. Por ello, rara vez se nombra a un miembro de una minoría para puestos de poder, ya sea en la judicatura, en las Fuerzas Armadas e incluso, en cierta medida, en la Administración de Pakistán.
La resolución es importante, pero no es más que un primer paso, ya que no es más que una recomendación para los países miembros de la UE. ¿Qué le pide usted a la comunidad internacional y a la UE?
Sí, la resolución es importante y pedimos a la comunidad internacional que se involucre y presione al Gobierno para salvaguardar y garantizar la protección de las minorías religiosas. Además, instamos a la comunidad internacional a que ayude a Pakistán a promover la tolerancia a través de la educación, la creación de capacidades mediante la formación judicial y policial y reformas para lograr unas condiciones económicas estables, ya que en una sociedad económicamente capacitada en la que todos reciban el mismo trato habrá menos problemas de este tipo.