La verdad más profunda del Evangelio es: Dios es nuestro Padre y nosotros somos Sus hijos, y este pensamiento de San Juan Pablo II está en el comienzo de toda misión y nueva evangelización. En Europa del Este, y en especial en la antigua Unión Soviética, hay que volver a concienciar a la gente acerca de estas verdades fundamentales de la fe y del amor. En Grodno, Bielorrusia, el párroco Henryk Jablonski comienza en su parroquia, fundada hace ni siquiera dos años, por las familias jóvenes con niños. Estas tienden a emigrar del campo a los suburbios, cerca de donde hay trabajo y escuelas. La parroquia, que lleva el nombre de San Juan Pablo II, está construyendo una casa parroquial con una gran capilla y una vivienda para el sacerdote. La Santa Misa del domingo suele celebrarse actualmente al aire libre, y la catequesis se lleva a cabo en las casas particulares de las familias. El P. Henryk vive provisionalmente en una habitación de un rascacielos ubicado a diez kilómetros de su parroquia. Todos los días acude al hospital a leer Misa y a visitar a los enfermos. A menudo ayuda en las parroquias vecinas. Viaja con regularidad a Polonia para reunir dinero para las obras de
construcción y un coche, pero no obtiene lo necesario. Las familias jóvenes son pobres y los enfermos ya están contentos cuando logran arreglárselas de alguna manera.
La nueva evangeli zación puede ser difícil. Nosotros le hemos prometido 10.000 euros para un coche.
En Ucrania, las Hermanitas del Inmaculado Corazón de María organizan la nueva evangelización. Catequesis con jóvenes, atención pastoral en el trabajo, visitas a hogares de niños y ancianos, retiros con adultos… el programa es integral. Un problema especial para las familias es la separación, a saber, cuando uno de los padres o ambos trabajan en el extranjero. Las separaciones de varios meses son difíciles de llevar, y empiezan a surgir dudas. Caminar fielmente a través del tiempo es el nombre del amor, dice el Papa em. Benedicto XVI. Pero no todo el mundo puede resistir la tentación, y entonces se requiere la fuerza del perdón. Sin embargo, esto que suena tan sencillo puede ser bastante difícil. En retiros para matrimonios, las Hermanas tratan de transmitir esta fuerza a los matrimonios. Es el poder de la confianza en Dios. “Si aceptamos que el amor de Dios es incondicional… podremos amar más allá de todo, perdonar a los demás”, escribe el Papa Francisco en Amoris Laetitia. En otras ocasiones, sin embargo, son simplemente la rutina, una vida cotidiana sin romanticismo, los hábitos establecidos, la falta de comunicación y una vida sin pensamientos en Dios los que convierten la convivencia en una carga. Para un nuevo comienzo de los matrimonios gracias a estos retiros, para un impulso al amor que perdona, para un amanecer de amor para sus protegidos, las hermanas nos piden ayuda (4.000 euros).