Mauritania en 2019

Situada en el noroeste de África, la república islámica de Mauritania tiene unos 4,3 millones de habitantes y es uno de los países más pobres del mundo. Desde la década de 1970, el desierto se extiende cada vez más por ese país. Muchos ganaderos han perdido sus rebaños y se han visto forzados a emigrar con sus familias a los barrios más míseros de las ciudades. Debido al cambio climático, el aumento del nivel del mar también causa dificultades a la población, y algunas localidades costeras ya han dejado de ser habitables. La situación de la minoría cristiana del país también es difícil. La ayuda de ACN se destina aquí sobre todo a sacerdotes y religiosas que viven en la miseria.

El islam es la religión que profesa casi el 100% de la población. El total de los apenas 4.000 cristianos católicos son extranjeros. El obispo, los sacerdotes y las religiosas de la única diócesis del país proceden de 20 países distintos de Europa, Asia y África. No obstante, el trabajo de la Iglesia católica es apreciado por numerosos musulmanes. 27 religiosas atienden en Mauritania a mujeres embarazadas, enfermos, inmigrantes, presos y personas con discapacidad, casi todos ellos musulmanes.

La hermana misionera Hilda, de la orden franciscana, en un hospital con un recién nacido.
La hermana misionera Hilda, de la orden franciscana, en un hospital con un recién nacido.

Aquí los sacerdotes y las religiosas viven en la miseria

Las religiosas también trabajan en colegios y centros educativos. Allí dan clases a mujeres que no han podido asistir a la escuela y les enseñan habilidades prácticas, como coser, pero también a leer y escribir. También alimentan a niños desnutridos, cuyo número alcanza los 40.000 solo en la capital Nuakchot. En 2019, ACN proporcionó sustento económico a las 27 religiosas y apoyó a los diez sacerdotes de la diócesis con estipendios de Misas.