La Iglesia se aferra a la vida en medio del caos en Gaza
Ayuda a la Iglesia Necesitada se hace eco del llamado del papa León a la paz.
La Franja de Gaza atraviesa actualmente uno de los períodos más oscuros de su historia reciente. El jueves 16 de septiembre, una comisión de investigación independiente de las Naciones Unidas concluyó que Israel ha cometido genocidio contra la población de Gaza, denunciando crímenes de lesa humanidad en el conflicto que ha estado en curso durante casi dos años. Profundamente conmovido, el papa León XIV ha vuelto a alzar la voz para pedir a la comunidad internacional que encuentre una solución distinta al exilio forzado al que se enfrenta actualmente la población civil: «Debemos encontrar otro camino», ha afirmado.
En este contexto de violencia y caos, la parroquia católica de la Sagrada Familia en el barrio de Zeitoun, en el centro de la ciudad de Gaza, sigue siendo un oasis de vida en medio de la devastación. El párroco, el argentino Gabriel Romanelli, junto con otros dos sacerdotes y dos religiosas del Instituto del Verbo Encarnado y tres Misioneras de la Caridad, atiende a unos 450 refugiados, en su mayoría católicos y ortodoxos, pero también musulmanes, algunos de ellos personas necesarias de cuidados especiales.

«Estamos bien, gracias a Dios, aunque la situación es terrible. Nadie sabe hacia dónde va esta guerra», dice el padre Romanelli, en un mensaje a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), enviado el fin de semana. «Compartimos lo que tenemos con nuestros vecinos, pero lo que es realmente importante es que la guerra debe terminar».
Hablando desde Jerusalén el jueves 18, el director de la Oficina de Desarrollo del Patriarcado Latino, George Akroush, confirmó que la gente de Gaza ha descrito una realidad extremadamente dramática y desgarradora que ha empeorado en las últimas semanas. «La población civil sigue sufriendo bombardeos, desplazamientos y una grave escasez de alimentos, medicinas y electricidad. En los últimos días, el ejército israelí ha comenzado a demoler casas a solo unos cientos de metros del complejo católico, aparentemente en preparación para una próxima operación terrestre, ya que las calles de la ciudad de Gaza son demasiado estrechas para tanques o grandes vehículos militares. Estas demoliciones cercanas mantienen a las familias en constante temor y preocupación».
Vida y resistencia bajo las bombas
A pesar de la intensificación de la ofensiva militar israelí contra la ciudad de Gaza, los religiosos que sirven en la parroquia han decidido quedarse. «Ante la realidad de los ancianos, los enfermos, los agotados, los deprimidos y los niños, nos parece que el Señor nos pide que nos quedemos y sigamos sirviendo a los que sufren. Esta es una decisión profundamente humana y espiritual», dice el padre Romanelli.
George Akroush aseguró a ACN que el patriarcado cree que esta es la elección correcta, dadas las circunstancias. «Permanecer en el complejo es una decisión sabia de nuestra gente, ya que ningún lugar de Gaza puede considerarse realmente seguro. Los que se fueron están soportando algunas de las peores situaciones de sus vidas: viven en tiendas de campaña en medio de las calles, las condiciones de higiene son extremadamente malas y hay una grave escasez de todo. Y por encima de todo, la muerte está en todas partes y el hecho es que no existe un lugar seguro en Gaza».

Milagros cotidianos en tiempos de guerra
El horror de esta tragedia humanitaria no ha logrado borrar todo rastro de alegría. En las últimas semanas, la parroquia ha sido testigo de acontecimientos que, en otro lugar y en otro tiempo, parecerían comunes, pero que aquí rayan en lo milagroso: una boda entre dos jóvenes refugiados, el nacimiento del pequeño Marco, el cristiano más joven de la comunidad, y la entrega de escapularios a un grupo de niños, jóvenes y adultos en las fiestas marianas del 8 y del 15 de septiembre.
«El Señor ha mostrado su bondad y su presencia en este recién nacido», dijo el padre Romanelli en su mensaje a ACN. Las actividades en el oratorio de San José se reanudaron a finales de agosto después de una interrupción de dos meses y el padre Gabriel incluso tenía la esperanza, dos días antes de la ofensiva israelí del martes, de que volverían a abrir la escuela al final de la semana. A estos signos de vida se añadió otro motivo de alegría, la cercanía del papa, que ha telefoneado en varias ocasiones para preguntar por la comunidad y bendecirla.
ACN suma su voz al llamamiento del Papa
Con la reciente declaración de la ONU, ACN suma su voz al reciente llamamiento del papa León XIV a la comunidad internacional para que haga un esfuerzo urgente y coordinado para abrir caminos de paz, proteger a los vulnerables y garantizar una ayuda humanitaria suficiente.
«Seguimos rezando y tratamos de hacer el bien a todos», concluye el padre Romanelli. «Gracias a todos los que nos apoyan. Continúen orando por nosotros y por todos los que trabajan por la paz».