Con ocasión de la celebración del Año de San José, convocado por el Papa Francisco desde diciembre de 2020 hasta diciembre de 2021, la fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN) ha recogido reflexiones, testimonios y milagros relacionados con este santo de sus beneficiarios de proyectos de diferentes partes del mundo.
“San José es ejemplo en cualquier ámbito de la vida”, afirma Mons. Domingo Buezo Leivo, obispo del Vicariato Apostólico de Izabal, en Guatemala. Pero las reflexiones sobre la figura de san José reflejan en cierta manera las preocupaciones específicas de cada país: “Quiero fijarme en San José como el hombre responsable que, para cuidar la vida del niño y de la madre debe huir y sufrir las consecuencias: incomodidad, cansancio, peligros, incertidumbre. Pero salvó la vida del niño y de la madre”, señaló para referirse al drama humano que atraviesan miles de migrantes de Centroamérica y América del Sur que huyen de sus países en busca de una vida mejor para ellos y sus familias. “Algunos luchan literalmente para salvaguardar la vida como José y María con el niño Jesús en brazos” expresó el obispo poniendo bajo la custodia del santo a todos los que se exponen “a peligros y desafíos en la ruta migratoria”.
Sacerdotes y religiosas de Guinea Bissau, Uruguay, Sudáfrica o Brasil, por citar algunos, narran cómo celebran la devoción por San José en sus respectivas comunidades. En Manaus, Brasil, donde la fundación apoya la formación de los seminaristas arquidiocesanos, la devoción a San José está muy extendida toda la ciudad.
En 1848 fue fundado el Seminario San José y los sacerdotes que se formaron allí establecieron la Parroquia de San José. Años después el seminario cerró, pero “permaneció la devoción a San José y la parroquia se fue consolidando”, explica a ACN el padre Zenildo Lima, actual rector del Seminario Arquidiocesano de San José. En 1999, un grupo de fieles empezó a rezar una novena dedicada al santo en los días 19 de cada mes, devoción que se propagó con rapidez entre la gente y se ha convertido “en la mayor expresión de piedad popular en la arquidiócesis”. La parroquia fue elevada como Santuario Diocesano de San José y en la fiesta del santo llegan a acudir más de 100 mil fieles.
“A los pies de la imagen, hay muchas historias de dolor, esperanza y oración”, subraya el padre Zenildo. Como la suya misma, en diciembre de 2016 el sacerdote enfermó de una neumonía y entró incluso en agonía, después de cinco horas debatiéndose entre la vida y la muerte, superó la crisis. El día 19 salía del hospital: “Mi madre, de 78 años, cuando me vio, corrió a mí, me abrazó y llorando agradecida me dijo al oído: “¡Me apegué tanto a San José para no perderte!”.
Otros beneficiarios relatan favores espirituales del santo, como el P. Godino Phokoso, de la diócesis de Dedza, en Malawi; quien explica a la fundación cómo su padre le transmitió la devoción a San José: “Solía llamar a san José “el Carpintero”. Me hablaba mucho de él. Me contaba que era un hombre justo, un hombre trabajador, un padre amoroso”. Fue también san José quien le ayudó, cuenta P. Godino, a ingresar al seminario y durante su preparación y sus estudios para convertirse en sacerdote. Su relación con el santo es “como la de un padre y un hijo”. “Él es mi padre amoroso que nunca se cansa de mis peticiones”, como “realizar una buena predicación, ser un buen servidor de Dios, salud, etc. He recibido muchas de las cosas de las que ahora puedo dar testimonio, otras están en camino”, dice.
Entre los testimonios recogidos por ACN también han llegado historias de milagros y curaciones atribuidas a la intercesión del santo en la India. El sacerdote jesuita George Kerketta, de la parroquia de san José en Dolda, India, a quien ACN ha ayudado a reparar el techo de la iglesia, narra sobre crisis matrimoniales o familiares solventadas gracias a la intercesión del santo. El jesuita está seguro que las vocaciones sacerdotales y de religiosas han nacido de la intercesión del patriarca. Pero en la parroquia ubicada en la selva también relatan ayudas en momentos impactantes, como cuando uno de los fieles de la parroquia, que, fue atacado por un tigre y se recuperó de sus heridas después de que los miembros de su familia rezaran a san José.
La celebración del Año de San José ha estado marcada por la COVID-19, lo cual ha sido también para muchos una oportunidad para encomendarse a su protección, según relata el P. Ernest Adwok, párroco de la Catedral de San José en Malakal, en Sudán del Sur. “El Papa Francisco quiere que este año esté dedicado a san José. Estamos en tiempos de bloqueo debido a la pandemia. A pesar de ello, ¿se pueden realizar algunas actividades con motivo del año de san José? Creo que si confiamos en Dios puede ocurrir cualquier cambio. Esperamos que, por la intercesión de san José, todo el mundo se libre de esta pandemia”, señala el sacerdote. “San José fue un hombre de sueños y un hombre de acción. Sueños y acciones: lo he tomado como mi modo de vida, como mi vocación. Tengo sueños sobre mi vida futura. ¿Qué voy a hacer en la parroquia donde trabajo?” reflexiona el sacerdote.
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