En la exhortación apostólica Redemptoris custos, Juan Pablo II se refiere también a la “alta misión” que tuvo el patrón de la Iglesia de “criarle, esto es, alimentar, vestir e instruir a Jesús en la Ley y en un oficio” Las Hermanas de San José de Ucrania actúan en consecuencia: consideran que su principal tarea es educar cristianamente a niños y jóvenes, y atender a los huérfanos.
Su carisma se resume en tres palabras: amar, servir, glorificar.
Esta congregación greco-católica se ve a sí misma como “corazón con el que Jesús ama, manos con las que Jesús sirve y labios con los que Jesús alaba y glorifica al Padre que está en los cielos”. Con este espíritu dirigen en Ucrania una escuela, tres asilos infantiles y varias guarderías, entre ellos, el orfanato y asilo infantil Pysanka (‘Huevo de Pascua’ en ucraniano) en Potelych, Ucrania occidental.
Tres de estas 40 religiosas viven allí con nueve niños. Pero el edificio es viejo, el viento silba y otra vez la humedad en la casa, provocando enfermedades. La vieja cocina también es demasiado pequeña para doce personas, y también el cableado eléctrico y el sistema de ventilación necesitan una renovación urgente. No es imposible, pero sí difícil hablarles a los niños de la cordial calidez de la Sagrada Familia en tales circunstancias. Allí, el carpintero San José ya se habría puesto manos a la obra hace mucho
tiempo.