A Santa Teresa de Lisieux, Patrona de las misiones, le gustaba citar unas palabras que Jesús dijo a San Francisco de Asís: “¡Ve, Francisco, y repara mi Iglesia en ruinas!”. Esta la repetición del mandato misionero, “enseñadles a cumplir todo lo que yo os he mandado” (Mt 28,20). Hoy el Padre Salesiano Antonio intenta reconstruir la obra misionera en la parroquia de Santa Teresa, en la Diócesis de Bo de Sierra Leona. En esta diócesis hay 150 escuelas católicas, cada una con hasta mil alumnos, y en ellas el mejorinstrumento de anuncio es la Biblia delNiño Dios habla a sus hijos. En algunas de estas escuelas no hay casi ningún otro libro. “Para los niños, es una experiencia especial tener un libro en sus manos”. Y con la Biblia del Niño “pueden aprender a leer y, al mismo tiempo, conocer la Palabra de Dios.
La lectura abre los ojos, la mente y el corazón, y la Palabra de Dios infunde ánimos”. Muchos alumnos integran este libro en sus vidas como un tesoro. El P. Antonio recuerda que una vez preguntó a los asombrados niños de una clase: “¿Cuánto creéis que cuesta un libro así?”. Nadie lo sabía. El Padre
Antonio estimó el precio en cinco euros, equivalentes a 50.000 leones, y preguntó cuánto de los 50.000 leones podrían contribuir en especie. Llegaron a unos mil leones. Entonces, el P. Antonio les propuso: “Traed esos mil, y cada vez que leáis en este libro, decid una oración por los que aportan los La Palabra de Dios para los niños infunde ánimos otros 49.000”. Estuvieron de acuerdo. El Padre hizo lo mismo en otras clases, y con los mil leones por libro financió un campamento de verano para los que no podían aportar nada. Una y otra vez, el P. Antonio llama la atención de los niños sobre aquellos que obran en silencio y sin los cuales la Palabra de Dios no podría ser difundida.
Entre ellos está también “esa persona que apenas puede moverse, pero que en su silla de ruedas traduce la Biblia del Niño a los dialectos del país”. P. Antonio aprendió en Benín, gracias a la Biblia del Niño, la lengua bariba y, en el norte de Togo, el dialecto moba. Para él, la Biblia del Niño es también una Biblia para la familia, pues muchos adultos la adquieren para ellos mismos y para sus hijos y nietos. Ahora nos pide otros cinco mil ejemplares para las escuelas de Bo, y nosotros le hemos prometido 10.000 euros para este fin, para que con la Palabra para los hijos de Dios la Iglesia de la parroquia de Santa Teresa se desarrolle y fortalezca.