Por Murcadha O Flaherty
Una comunidad contemplativa de religiosas en la República Democrática del Congo (RDC), que oran por los cristianos perseguidos, tendrá su futuro asegurado por un nuevo pozo – después de una crónica escasez de agua que había amenazado su supervivencia.
“No sabíamos cómo íbamos a sobrevivir después del colapso de nuestro antiguo pozo hace un año”, dijo a ACN la Hermana Mahele Mwamini, priora de las Carmelitas Descalzas en el convento de San José Glorioso en Kinshasa.
ACN respondió a la solicitud urgente de las hermanas proporcionando una subvención para permitir que el pozo se profundice para que alcance una nueva fuente de agua. Durante la temporada seca de 2017, el pozo se extenderá por otros 30 metros hasta una nueva profundidad de más de 50 metros para asegurar que se alcance suficiente agua para satisfacer las necesidades del convento.
La Hna. Mwamini dijo: “Estamos comprometidos a orar por la Iglesia, pero especialmente por aquellos que más necesitan nuestras oraciones: los sacerdotes y los cristianos perseguidos por su fe”. En una súplica desesperada a ACN, ella describió la crisis que estaban haciendo frente: “No hemos tenido una sola gota desde febrero de 2016. Nuestro convento está sufriendo a causa de esta situación. Anteriormente, vendíamos algunas verduras para ayudar a la comunidad a ser más autosuficiente y ayudar a las madres desempleadas y a sus hijos con sus cuotas escolares. Pero ahora, con esta escasez de agua, no tenemos más verduras y nos vemos forzadas a comprarlas para la comunidad”.
A causa de la falta de agua, tampoco pueden seguir produciendo hostias, pero peores aún son las consecuencias para el huerto y la cría de gallinas, cerdos y conejos, ambos necesarios para que las religiosas puedan ganarse su humilde sustento. “No sabemos cómo vamos a sobrevivir”.
La escasez de agua significaba que el convento tuvo que dejar de organizar retiros espirituales: “Había gente que venía a nosotros por un tiempo para sanar o retirarse, pero debido a la falta de agua potable nos vimos obligadas a decirles que sería imposible.” Pero la Hermana Mwamini ahora habla con optimismo: “El nuevo pozo garantizará el agua potable y por lo tanto la continuación de nuestras actividades generadoras de recursos y cubrirá nuestras necesidades de limpieza tanto doméstica como de higiene personal.”
También se beneficiarán las “madres sin trabajo que compran verduras, pollos y cerdos para la reventa y sostener así las necesidades de sus familias”. El P. Saverio Cannistrà, Superior General de los Carmelitas Descalzos, afirma: “Estamos agradecidos de que este proyecto asegure que estas monjas contemplativas puedan vivir en paz, que no sufran más por la falta de agua potable y puedan seguir apoyando a la Iglesia con sus oraciones.”
Agradeciéndoles su apoyo a los benefactores de ACN, la Hna. Mwamini dijo: “Que el Señor los bendiga y los colme de abundantes gracias… Esta ayuda que nos dan nos permite costearnos un pozo perforado”. Hablando en nombre de las doce hermanas, cuyas edades oscilan entre los 32 y los 81 años, agregó: “Nos sentimos conmovidas por el interés que han demostrado por nuestro sufrimiento y por su disposición a hacer todo lo que han hecho para ayudarnos. Que Dios les bendiga.”