Las Carmelitas de Tambacan tienen motivos para la alegría, pues su convento, consagrado al Inmaculado Corazón de María, está bendecido con numerosas vocaciones: de las 33 religiosas que lo habitan actualmente, 21 todavía están en fase de formación, y en estos momentos hay otras tres jóvenes pendientes de ingresar en el Carmelo. Pero lo que, por un lado, es un enorme regalo y una gran bendición, también es al mismo tiempo todo un reto, pues escasea el espacio. Las religiosas afrontan un dilema, pues, conforme a la regla de la orden, cada Carmelita debe disponer de una celda propia. Pero construir un nuevo convento en otro lugar con parte de las religiosas no solo saldría demasiado caro, sino que no sería realizable debido al gran número de religiosas en fase de formación. Por otro lado, rechazar vocaciones tampoco es una solución satisfactoria.
Como entretanto algunas de las religiosas más mayores están enfermas y tienen dificultades a la hora de subir escaleras, las Carmelitas han dado con una solución para ambos problemas: la idea es construir un anexo en el que alojar a las religiosas ancianas y enfermas, que así no tendrían que subir escaleras. Por un lado, también resultaría más fácil prodigarles los cuidados de los que precisan y, por otro, quedarían libres celdas para las nuevas vocaciones.
