Queridos hermanos y hermanas de la llanura de Nínive:

¡Cristo ha resucitado! ¡Realmente ha resucitado! Este saludo pascual es el que
desde Ayuda a la Iglesia Necesitada queremos dirigiros. Tras los tiempos oscuros y
dolorosos, compartimos con vosotros la alegría de poder volver a celebrar la
Resurrección de Cristo en vuestros lugares de origen, ahora liberados. Tras estos
años en los que el miedo y el sufrimiento parecían tener la última palabra y en los
que habéis subido tras Cristo al Gólgota, os es permitido volver a experimentar la luz
de la Resurrección en vuestras vidas.

En los tiempos en los que fuisteis expulsados y vuestras aldeas cayeron en manos
de criminales, nosotros siempre permanecimos a vuestro lado con nuestra oración y
nuestro afecto. Innumerables personas de todo el mundo compartieron vuestro
sufrimiento. Sabemos que todo este apoyo y solidaridad no pueden anular el
sufrimiento: muchos de vosotros lleváis luto por parientes queridos, y nadie puede
hacerse una idea del gran dolor que han soportado y soportan vuestras familias. No
obstante, nosotros queremos deciros que el testimonio de fe de nuestros hermanos y
hermanas cristianos de la llanura de Nínive, que se han mantenido fieles a Cristo en
la persecución y en el dolor y a costa de la propia vida, son para nosotros un
resplandeciente ejemplo a seguir. Rogamos a los nuevos mártires por su intercesión
y rogamos a Dios que transforme el duelo de las familias e infunda consuelo en
vuestros corazones.

Os deseamos de todo corazón que Dios os conceda a vosotros y a vuestras familias
la gracia de retornar pronto y definitivamente a los lugares en los que se hunden
vuestras raíces y donde vuestros antepasados vivieron durante muchos siglos.
Quiera esta Pascua de Resurrección ser para vosotros el inicio de una nueva vida a
la luz del Resucitado, y quiera que nunca vuelva a enmudecer allí el tañido de las
campanas y el canto de los himnos. Quiera que vuelva a habitar la paz en estos
lugares donde desde los inicios del Cristianismo se canta la alabanza del
Resucitado, y quiera que vosotros, vuestros hijos y las generaciones venideras
podáis vivir para siempre seguros y felices en vuestra tierra y celebrar aún muchas
Pascuas.

Rezamos por vosotros y con vosotros, e invitamos a los creyentes de todo el mundo
a unirse a nosotros. Os rogamos que vosotros también recéis por nosotros.

Os deseamos Felices Pascuas a vosotros y a vuestras familias, y esperamos que
pronto podáis regresar a vuestras casas.

Vuestro