“La pregunta fundamental de nuestra vida sacerdotal: ¿A dónde se orienta mi corazón? Pregunta que nosotros, sacerdotes, tenemos que hacernos muchas veces, cada día, cada semana: ¿A dónde se orienta mi corazón?” (Papa Francisco).
Esta pregunta también está al principio de cada vocación. Jaroslav, del seminario mayor de Vorzel en Kiev, Ucrania, la sintió cuando, más por curiosidad que por inclinación, se preparaba para la Primera Comunión. Hasta entonces, todo le había parecido “aburrido: Ir a la iglesia, la homilía de un hombre al que no conocía, la oración a un Dios que no veía”. Hoy dice: “La curiosidad me abrió el corazón. Yo me preguntaba: ¿Cómo es posible que haya personas que dedican toda su vida a Dios? Así fue cómo Cristo llamó a mi corazón. Y luego el momento en que decía “amén”, un amén que surgía de lo profundo del corazón. Ese fue el inicio de mi vocación, el inicio de un viaje de descubrimiento con Dios a través de mi vida”. Junto con otros 23 futuros sacerdotes se prepara en el seminario del Sagrado Corazón de Jesús para el viaje de la vocación de por vida. Uno de sus compañeros es Pavlo, quien también se planteó pronto la pregunta: “¿Dónde está mi corazón, qué camino quiere tomar?”. Durante un retiro organizado por un movimiento religioso, se dijo: “El sacerdocio es mi camino”, pero todavía sentía una ligera inquietud. Tan solo cuando acudió a la capilla
del seminario, donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento y se entonaba la letanía del Sagrado Corazón de Jesús, “me invadió un sentimiento de profunda paz y
entonces supe: aquí mi corazón está en casa”. Pavlo, Jaroslav y los demás necesitan nuestra ayuda para su formación en esta casa, y nosotros hemos prometido para cada uno de los 24 futuros sacerdotes 600 euros.
Más “económico” resulta para los 23 futuros sacerdotes de la Diócesis de Bongaigaon, India. Esta joven diócesis crece rápidamente: en su fundación, hace 19 años, contaba con 14 parroquias, mientras que hoy ya son 34 con numerosas filiales. Allí faltan sacerdotes. Hay vocaciones, pero la formación es cara para la pobre diócesis, que no por ello ahorra en la calidad de la formación. Bongaigaon es una típica tierra de misión, donde en muchos pueblos y tribus la gente oye por primera vez hablar de la Buena Nueva del amor. Los futuros sacerdotes también acuden a la gente e intercambian sus experiencias en el seminario. Necesitan nuestra ayuda, por lo que, gustosos, les hemos prometido 9.200 euros para un año. Este intercambio y la vivencia de la comunidad son vitales en la Diócesis de Multan, Pakistán. Allí, confiados en vuestra generosidad, dijimos de inmediato “sí” cuando el Obispo, Mons. Benny Travas, nos pidió ayuda (7.500 euros) para organizar retiros y momentos de meditación para sus 33 futuros sacerdotes. Precisamente en este entorno hostil a los cristianos se necesitan momentos para plantear la pregunta funda mental acerca de la futura vida sacerdotal… para que el corazón encuentre descanso en Dios.