Hace unos veinte años se fundó un convento de Carmelitas en las afueras de la ciudad de Florida, en el sur de Uruguay. Doce hermanas llevan allí una vida de oración constante según la regla de su fundadora, la mística y Doctora de la Iglesia Santa Teresa de Ávila.
Esta animada comunidad no deja de atraer a mujeres jóvenes. La Hermana María Belén ha celebrado recientemente su vestición. “Fue una ceremonia sencilla y muy emocionante, en la que, con el corazón rebosante de alegría, asumí el compromiso de unirme cada día más a Cristo”, dice. La joven proviene de una familia muy creyente, y su tío era sacerdote. Ella misma impartía la catequesis y participaba activamente en la vida parroquial. “Creía que lo que le daba al Señor de esta manera era más que suficiente”, dice la joven religiosa. Pero entonces su tío murió en un accidente de coche, y en la pena y el dolor sintió cada vez más la llamada de Dios, que “la quería para Sí mismo”, como dice ella.
Empezó a buscar el camino correcto. La lectura de Historia de un alma de Santa Teresita de Lisieux la llevó al Carmelo. “Cuando conocí el Carmelo en abril de 2017, supe desde el primer momento que esa sería mi casa. Ruego a Dios que me apoye con Su gracia, para que me entregue cada día con mayor libertad y generosidad. Sé que solo puedo andar este camino cogida de Su mano. Unida a Santa Teresa de Ávila, digo: ‘Vamos juntos, Señor, pues adonde tú vayas yo también tengo que ir’”.
Sin embargo, el edificio del convento es demasiado pequeño para albergar a más mujeres jóvenes. Por ello, a las hermanas les gustaría añadir un anexo con cinco celdas. Sin embargo, no tienen los recursos necesarios para ello. Por este motivo han depositado sus esperanzas en ACN, y nosotros no queremos que ninguna de las jóvenes deseosas de entregar su vida a Dios sea rechazada, por lo que las apoyamos con 70.000 euros.
Referencia: 238-06-19