Desde hace más de dos años, Mons. Vitaly Krivitskiy, obispo católico latino de la diócesis de Kiev-Zhitómir, vive rodeado de la guerra. Ante la difícil situación de la población, ha transformado sus parroquias en oasis de fe y ha preparado a sus sacerdotes para que presten “primeros auxilios espirituales” a los soldados en el frente.
A sus 52 años, Mons Vitaly Krivitskiy dirige una diócesis que cuenta con 70 sacerdotes, que confrontan las desgracias que la guerra trae consigo. Son testigos del duelo de sus compatriotas, del miedo al futuro, de los cortes de electricidad y de todas las formas de pobreza. “Además de su labor pastoral ordinaria, trabajan en el ámbito social, que cada vez cobra más importancia en su trabajo”, ha explicado el obispo a Aid to the Church in Need (ACN).
Cuando, a finales de febrero de 2022, comenzó la “operación militar especial” lanzada por Rusia , el obispo escribió a sus sacerdotes: “Si tenéis que marcharos, si os resulta imposible quedaros, nadie os juzgará. Pero vuestros feligreses os necesitan”. Ninguno de los sacerdotes diocesanos ha abandonado su puesto, y tampoco lo han hecho los 15 misioneros extranjeros que trabajan en la diócesis.
Las parroquias: refugios seguros
Ante esta situación de emergencia, el obispo ha dado instrucciones a las parroquias para que se conviertan en lugares de acogida seguros para todos los desplazados, convirtiendo sótanos y criptas en refugios seguros y haciendo acopio de agua potable, gasolina y generadores de electricidad. “Quiero que nuestras parroquias sean ciudadelas donde la guerra no hace mella”, ha explicado el obispo a ACN. “Lugares donde la gente no tenga frío y donde esté protegida de las bombas, pero también, donde pueda hablar con un sacerdote y encontrar consuelo”. En tres cocinas portátiles se preparan a diario 3.000 comidas para los más pobres de entre los pobres. Además, y también con vistas a mantener a la población al margen de la guerra, se organizan campamentos de verano para los jóvenes con la ayuda de ACN.
El obispo pide a los sacerdotes voluntarios en el frente que presten “primeros auxilios espirituales” a la manera del personal médico militar. Quiere que apoyen a los soldados que han caído en la desesperación y que distribuyan entre ellos “kits espirituales de emergencia” consistentes en una Biblia y un rosario, todo ello sin recibir ninguna ayuda del Estado.
Sin embargo, estas medidas ya están mostrando signos de no ser suficientes; así, por ejemplo, los generadores, que no están diseñados para un funcionamiento continuo, se están debilitando. “Nuestros recursos se están agotando”, constata con tristeza el obispo.
Y tiene otro motivo de preocupación, ya que el Gobierno ha anunciado que movilizará a todos los varones “sin excepción”. Esto podría incluir también a los sacerdotes, lo que truncaría los esfuerzos de Mons Krivitskiy. Las autoridades ucranianas, afectadas por el secularismo como todo el resto del país, podrían optar por la solución extrema de reclutar a sacerdotes indiscriminadamente. Ciertamente, ni los aliados de Ucrania ni la sociedad civil aprobarían tal medida, pero la difícil situación militar podría servir de pretexto para ello.
“Nunca hablamos del futuro lejano”
El próximo invierno podría ser terrible para el país, expuesto como está al bombardeo de la artillería rusa. La red eléctrica, destruida en un 80%, podría fallar, haciendo la vida imposible a la población civil.
Pero el obispo no hace planes a largo plazo: “Nunca hablamos de un futuro lejano; nosotros nos limitamos a averiguar qué hacer para responder a tal o cual situación de emergencia”.
En estos momentos necesita sobre todo oraciones: “No son sólo palabras. Cuando rezas por el prójimo, tu oración tiene un impacto real”, asegura. Mons. Krivitskiy espera superar el invierno y, sobre todo, que no fallen los generadores, que son el único recurso durante el gélido invierno si se interrumpe la red eléctrica.
Desde el comienzo de la guerra, ACN está apoyando a los sacerdotes en su labor pastoral, llevada a cabo en las condiciones más difíciles. Desde principios de 2023, ACN ha destinado casi dos millones de euros a diversos proyectos pastorales y de emergencia en Ucrania, y, concretamente, unos 150.000 euros a la diócesis latina de Kiev-Zhitómir. Además, la fundación pontificia ha entregado a los sacerdotes ucranianos más de dos millones de euros en forma de estipendios de misa, de los que más de 125.000 euros han ido a parar específicamente a esta diócesis.
Por Sylvain Dorient.