En Ucrania, la orden greco-católica de los Basilios no puede quejarse por falta de relevo generacional: 48 jóvenes religiosos cursan en la actualidad sus estudios en el seminario de Lvov. En total, esta orden cuenta en Ucrania con 340 miembros distribuidos por 29 monasterios. El noviciado se encuentra en Járkov, en Ucrania oriental, en un monasterio que también dispone de campos de cultivo y animales.
Si tenemos en cuenta que los creyentes fueron perseguidos en tiempos soviéticos y que solo podían vivir su fe de forma clandestina, esta situación se asemeja a un milagro. Al fin y al cabo, el derrumbe del comunismo tuvo lugar hace tan solo treinta años. Durante el comunismo, los religiosos que vivían su vocación en la clandestinidad se formaban en Polonia.
En 2001, el Santo Papa Juan Pablo II beatificó durante su viaje a Ucrania a 25 mártires de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana que dieron su vida por su fe en Cristo y su fidelidad a la Iglesia. Entre los nuevos beatos también hay cuatro miembros de la orden de los Basilios que murieron en campos de trabajo y prisiones soviéticos, y, entre ellos, también hay un Obispo. Su sacrificio hoy reporta ricos frutos, como se puede ver por las numerosas vocaciones.
Pero el gran número de jóvenes religiosos en proceso de formación también representa un gran desafío para la congregación. Por ello, el rector del seminario de los Basilios en Lvov nos ha vuelto a pedir ayuda este año, pues los precios suben en Ucrania y la orden tiene que costear los gastos de electricidad, gas, comida, medicamentos, ropa y todo lo necesario en el día a día. Además, la orden también tiene que pagar los salarios de los docentes del seminario. A los 48 seminaristas de los Basilios hay que añadir cuatro jóvenes Redentoristas que también se forman en el mismo seminario, si bien se alojan en su propio monasterio. Nosotros contribuimos con un total de 31.200 euros.