Mujeres y niños bloquearon ayer, lunes 11 de agosto, una carretera en Nigeria para protestar por la falta de seguridad tras un nuevo ataque mortal a su ciudad sitiada.
Tres personas murieron y otras tres resultaron gravemente heridas en Yelwata, en el estado de Benue, el lunes alrededor de las 8 de la mañana. La localidad, donde un 98% de la población es cristiana, ha sido escenario en los últimos meses de ofensivas mortíferas por parte de los militantes islamistas. Como consecuencia, cientos de personas de la región han muerto y miles se han visto obligadas a huir. Se cree que los pastores fulani están detrás de los ataques.
La última matanza se produce casi dos meses después de que militantes islamistas llevaran a cabo una masacre en Yelwata. Según informes de la Iglesia, 271 personas murieron en los ataques de la noche del 13 de junio: la gente fue asesinada a machetazos y a tiros y quemada viva. La ciudad ya había sido atacada el mes anterior cuando los yihadistas asesinaron a un padre, un adolescente y un niño de dos años.
En una entrevista exclusiva con la fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN), el padre Ukuma Jonathan Angbianbee, párroco de Yelwata, describe así las consecuencias del ataque de ayer: “Es terrible, la gente está traumatizada, lo que ha pasado es horrible. La gente está protestando y se niega a abandonar las calles. Los conductores no pueden pasar. Las mujeres y los niños están bloqueando la carretera porque no se sienten seguros ni siquiera con la presencia de las fuerzas de seguridad. Parece que nada funciona; la seguridad no los protege lo suficiente. A estas alturas, ya deberíamos ver resultados. El incidente de hoy demuestra que la seguridad no está garantizada”.
Según él, el ataque se produjo en tierras de cultivo abandonadas tras el anterior ataque de junio. Algunas personas que no huyeron habían seguido cultivando esas parcelas.
El padre Jonathan cree que el ataque del lunes fue perpetrado por terroristas fulani: “Los fulani llegan con su ganado, se apoderan de las tierras de cultivo y matan a cualquiera que oponga resistencia”. Y añade: “No hay nadie más que venga a atacarnos, solo los fulani. Son ellos los que están causando todos los problemas”.
A la pregunta de si cree que los ataques tienen motivos religiosos, el padre Jonathan responde: “Es multidimensional. Está la situación económica y podemos analizar la situación política. Las personas de una religión concreta hablan de apoderarse de la tierra. Desde mi punto de vista como sacerdote, el hecho de que haya afectado tantísimo a la Iglesia – nuestras iglesias están siendo atacadas, la gente tiene que huir, nuestra comunidad está diezmada – nos lleva a pensar que subyacen motivos religiosos. La gente estaba empezando a regresar [a Yelwata] poco a poco, pero con esta falta de seguridad ya no hay confianza”.
El sacerdote añade: “La gente no se ha rendido totalmente, pero cuando hechos como este siguen ocurriendo, se nos hace aún más difícil predicar la Buena Nueva y saber con certeza cómo transmitir el mensaje de forma adecuada para infundirles esperanza. Los fieles siguen confiando y están abiertos al mensaje de que, a pesar de todo, Dios no los ha abandonado. Pedimos oraciones y que prevalezca la paz en Nigeria y exhortamos a nuestro Gobierno a que haga más por proporcionar un entorno estable a nuestros ciudadanos para que puedan sobrevivir y prosperar por sí mismos”.
Por Nathalie Raffray.