La diócesis de Karonga en Malawi ha puesto en marcha un proyecto de ayuda para salvar y proteger a la población vulnerable (se calcula que unas 13.750 personas) afectada por la escasez de alimentos en 3 distritos en el norte de Malawi. El objetivo es socorrer a 2.500 hogares durante este periodo de gran inseguridad alimentaria, que afecta a alrededor de 3 millones de personas en el país.
Malawi se enfrenta actualmente a una crisis alimentaria debido a unas rachas sucesivas de sequías e inundaciones durante la temporada de cultivo 2014 y 2015. Especialmente afectados están los tres distritos de la diócesis de Karonga: Chitipa, Karonga y Rumphi. De acuerdo con los informes del Comité de Evaluación de Vulnerabilidad de Malawi (MVAC por sus siglas en inglés) unos 24.954 hogares – unas 140 mil personas – se ven afectados en estos tres distritos.
“La razón principal por la cual estas personas carecen de alimentos es que el maíz que plantaron se lo llevó el exceso de agua del río Kyungu. Este río tiene bancos muy fértiles en el que los lugareños plantan cultivos durante todo el año», explica el obispo Martin Mtumbuka de Karonga. «Los cultivos se riegan de forma natural durante la época de lluvias; durante la estación seca la humedad acumulada todavía mantiene los cultivos con agua. La agricultura no ha cambiado desde hace años a lo largo de estas fértiles orillas de este río; se utilizan los mismos métodos de cultivo de nuestros abuelos. Cuando la humedad que deja la lluvia no es suficiente para que crezcan los cultivos, los cultivos mueren, a sólo 50 metros del famoso río Kyungu. Y durante la temporada de lluvias, las inundaciones de este mismo río arrasan sus cultivos de maíz y arroz.”
Además de los motivos de índole natural Mons. Mtumbuka se lamenta también de la falta de desarrollo en su área para prevenir estos problemas: “Es una vergüenza que en una zona con tanta agua y un suelo tan fértil, la población tenga que recibir alimentos gracias a la ayuda de personas de buena voluntad en otros países porque no sabemos utilizar estos recursos adecuadamente.” El obispo de Karonga creció en esta zona de Malawi y describe lo poco que las técnicas de cultivo utilizadas por los lugareños han cambiado con los años. “En mi camino de vuelta de Iponga, uno de los lugares afectados, justo después de cruzar el río Kyungu, me encontré con una madre y su hijo que trabajaban en su campo de maíz. Lo estaban haciendo exactamente como mis padres, mis hermanos y yo lo hacíamos hace muchos años… ¿Es realmente imposible mejorar la calidad de la agricultura para esta madre y su hijo? ¿Es realmente aceptable que las personas que viven en un área tan fértil y con tanta agua no tengan comida?”
El gobierno de Malawi está respondiendo a través de sus socios internacionales bajo la dirección del Programa Mundial de Alimentos. Sin embargo, la ayuda no es suficiente para llegar a todos los afectados por la crisis. Por lo tanto, la diócesis de Karonga ha hecho un llamamiento a las organizaciones de ayuda católicas para poder distribuir alimentos a la población afectada que no está siendo atendida por el programa del PMA. ACN ha respondido con una ayuda total de 50.000 € para financiar dos programas de ayuda coordinados por el departamento de desarrollo diocesano. Tony Zender, responsable del departamento de proyectos para Malawi de ACN, ha explicado que “como organización caritativa, ACN apoya proyectos pastorales normalmente. Sin embargo, vemos como nuestro deber el ayudar en tiempos de tan enorme y gran necesidad, ninguna o solo muy pocas organizaciones están dispuestas a ofrecer ayuda a nuestros hermanos y hermanas que sufren en Malawi.”
Los beneficiarios han sido seleccionados en función de su grado de vulnerabilidad: las viudas, los hogares encabezados por huérfanos, ancianos, discapacitados, enfermos crónicos, el tamaño de la tierra de cultivo que poseen, etc.
Mons. Mtumbuka comenta las fotos enviadas por él sobre la distribución de alimentos en la escuela primaria de Iponga: “Hice estas fotos cuando fui a ver por mí mismo cómo nuestros colaboradores habían organizado el trabajo y si sus planes estaban funcionando. Mi impresión fue que han sabido manejar muy bien las cosas. La gente está muy agradecida. Jóvenes y no tan jóvenes, todos esperaron pacientemente para obtener sus alimentos. Aunque estaban muy agradecidos de recibir esta ayuda alimentaria, estaba claro que esto no era algo agradable para ninguno de ellos, el estar sentado allí durante horas esperando a la comida.”
Durante esta primera entrega se registró a un total de 800 familias para recibir la ayuda alimentaria necesaria para sostenerse durante un mes. La población total que se benefició directamente del proyecto fue de 4.408 personas, de los cuales el 52% eran mujeres y el 35% niños menores de doce años. Entre los problemas que surgieron estuvieron las malas condiciones del camino, agravadas por las fuertes lluvias, lo que aumentó significativamente los costos de transporte. En algunos casos, debido al alto número de personas afectadas, los beneficiarios seleccionados se han visto obligados a compartir la ayuda alimentaria recibida con otras personas igualmente afectadas. Así que la comida que finalmente se han llevado a casa no ha sido suficiente para sostenerles durante un mes.