Llanura de Nínive (Irak): ACN comienza la reconstrucción con la Ceremonia de los Olivos

El lunes por la mañana, la Fundación Pontificia Internacional ACN inauguró tres obras en los pueblos de Bartella, Karamles y Baghdeda (Karakosh) para la reconstrucción de las primeras 105 casas de familias cristianas que se habían refugiado en el propio país. Se hizo entrega de un pequeño olivo a cada propietario; crecerán en sus jardines como símbolo de la paz y de la reconciliación.

Erbil (Kurdistán iraquí), 09-05-2017 – Frágil como un olivo joven, apenas perceptible como el grano de mostaza de la parábola del Evangelio: así comienza la reconstrucción de las primeras casas de 105 familias cristianas en la llanura de Nínive, en los pueblos de Bartella, Karamles y Baghdeda (Karakosh). Las primeras obras comenzarán el próximo jueves 11 de mayo en Baghdeda.

En los pueblos saqueados y destruidos por el llamado Estado Islámico, la esperanza viene de las iglesias. Los ataques del EI en la llanura de Nínive obligaron, en agosto de 2014, a unos 130.000 cristianos a abandonar sus casas y buscar refugio en Kurdistán. Ayer por la mañana, Philipp Ozores, Secretario General de la Fundación Pontificia «Aid to the Church in Need» (ACN), hizo entrega de un pequeño olivo a 35 familias sirio-ortodoxas, cuyas casas serán reconstruidas durante los próximos días por el «Comité de reconstrucción de Nínive» («Niniveh Reconstruction Commitee» NRC), en la pequeña iglesia de Mar Shmoni. El comité está formado por representantes de la Iglesia sirio-ortodoxa, sirio-católica y caldea, así como por tres asesores nombrados por ACN; su objetivo es planificar la reconstrucción de casi 13.000 casas cristianas que fueron destruidas por el EI en la llanura de Nínive.

En Bartella tienen que reconstruirse 1.451 casas, pertenecientes a familias sirio-ortodoxas. 75 de ellas están completamente destruidas; 278 fueron incendiadas y 1.098 en parte dañadas. El suministro de agua y electricidad solo comenzó hace unos pocos días.

Mons. Timothaeus Moussa Al-Shamany, Arzobispo de la Iglesia sirio-ortodoxa de Antioquía, que también es prior del monasterio de San Mateo, no ocultó —en la homilía que sostuvo durante la celebración con ocasión de la entrega de los olivos— las dificultades de la empresa: «Hace unos meses esperábamos la liberación de nuestras ciudades. Hoy esperamos la reconstrucción. El regreso a nuestras ciudades es aún más difícil que la huida de ellas».

Después de la celebración en Bartella, el pequeño «convoy de la esperanza» se dirigió a Karamles. Allí, Philipp Ozores, el padre Andrzej Halemba, responsable de ACN para Próximo Oriente y presidente provisional del comité de reconstrucción, así como el padre Salar Kajo, responsable de la reconstrucción de los pueblos caldeos de Telleskuf, Bakofa, Badnaya, Telkef y Karamles, hicieron entrega del arbolito a otras 20 familias. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia caldea «Mar Adday», incendiada en parte por el EI.

 

Después de la ceremonia, Habib Yuossif Mansuor, de 76 años de edad, recordó el sufrimiento que supuso abandonar el propio pueblo: «miramos al dolor a la cara. Huimos después de la media noche y dejamos atrás nuestras casas y todo lo que poseemos. Yo tenía una casa de dos pisos aquí, en Karamles, que fue bombardeada y quedó completamente destruida. Todos hablamos el mismo idioma y por eso queremos volver a nuestras ciudades de la llanura de Nínive, como si tuviéramos un solo corazón. Queremos vivir unidos y trabajar como si solo tuviéramos un cuerpo. Damos las gracias al Señor y a ACN». En Karamles tienen que reconstruirse 754 casas; 89 de ellas están completamente destruidas, 241 fueron incendiadas y 424 quedaron en parte dañadas. Ha vuelto a comenzar el suministro de agua, una señal pequeña, pero importante de esperanza.

En Baghdeda tuvo lugar la última ceremonia con los olivos; aquí hay que reconstruir 6.327 casas, que pertenecen a cristianos sirio-católicos. 108 de esas casas están completamente destruidas; a ellas vienen a unirse otras 400 casas pertenecientes a cristianos sirio-ortodoxos (solo siete de ellas están destruidas por completo); pero no falta entusiasmo y competencia profesional: 40 ingenieros han sido «fichados» para reconstruir la ciudad, y 2.000 obreros están dispuestos a comenzar a trabajar. El suministro de electricidad vuelve a extenderse lentamente por toda la ciudad.

En la catedral de Althajra, dedicada a la Inmaculada Concepción y que el EI había incendiado, para confundir con el humo a los aviones militares americanos, Ozores y el Arzobispo sirio-católico de Mosul, Kirkuk y Kurdistán, Yohanna Petros Mouche, entregaron los pequeños olivos a 50 familias. La homilía del Arzobispo en la catedral fue interrumpida por aplausos en varias ocasiones. Hizo referencia a que la concordia es el único medio para alcanzar el objetivo común. «No queremos dirigir nuestra atención a las voces de aquellos que nos quieren desanimar e impedir la reconstrucción. Nuestra decisión de volver es firme, a pesar de los retos que nos esperan. En Cristo tenemos una roca firme, que nos da esperanza. Hemos de mantenernos firmes, porque esta es nuestra tierra y nuestra heredad. Estoy muy contento de que nos apoye una organización como ACN».

También Azhaar Naissan Saqat, médico ayudante de 46 años, procedente directamente de Baghdeda y que pasó tres años como refugiado en Erbil, donde dirige dos dispensarios para refugiados, dio las gracias a ACN: «Casi habíamos perdido toda esperanza, y después de tanto esperar, gracias a la ayuda de «Aid to the Church in Need» y de las organizaciones que nos ayudan a reconstruir nuestras casas, sobre todo ACN, hemos conseguido volver a nuestra ciudad. Esta fundación nos ha devuelto la esperanza de que podíamos volver a nuestras casas, a nuestras iglesias y a la vida normal».

«Hoy queremos asirnos a este pequeño símbolo de la reconstrucción, exactamente igual que en la parábola del grano de mostaza del Evangelio», dijo el Secretario General de ACN, Philipp Ozores. «Pero con la ayuda de Dios y de nuestros benefactores esperamos que la llanura de Nínive vuelva a acoger a los cristianos que tuvieron que huir. Esperemos que esta región, pronto, se convierta de nuevo en un lugar de vida y de paz».

 

El próximo fin de semana, la ceremonia de entrega de los olivos se llevará a cabo también en Teleskuf, una iglesia caldea, donde han de reconstruirse 1.268 casas. La mayoría (1.123) de ellas, sin embargo, quedó solo ligeramente dañada, y hay la esperanza fundada de que el pueblo vuelva a poblarse muy pronto. De hecho, ya han vuelto a Teleskuf 500 familias cristianas.

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