La lucha en Alepo oriental ha cesado por el momento. En esta relativa calma la gente está retornando, poco a poco, para ver qué ha quedado de sus hogares. La destrucción y el impacto en la infraestructura son enormes, y las necesidades, inmensas: faltan víveres, fuel para calentar las casas y apenas hay electricidad. La fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN), que viene destinando fondos a los cristianos en Siria desde el inicio de la guerra, ha recibido un llamado urgente de sus interlocutores locales de Alepo: las familias cristianas necesitan leche para sus niños.
En estos tiempos de escasez, la leche es esencial para el crecimiento y el bienestar de los niños. El proyecto para aliviar esta necesidad ha sido bautizado “Gota de leche”. El objetivo del mismo reside en proveer mensualmente a los niños cristianos menores de diez años en Alepo de cierta cantidad de leche.
Este proyecto ecuménico, vigente desde mayo de 2015, es muy apreciado por todas las Iglesias cristianas de Alepo, pues es el único programa que ayuda a todos los cristianos independientemente de su rito o confesión. Por desgracia, la financiación de este proyecto extremadamente importante está ahora en peligro. Aunque en Alepo reine la calma y, por ello, ya no aparezcan en los medios de comunicación internacionales pedidos de ayuda, las condiciones son deplorables: el 80% de la población de Alepo está desplazada, el 70% vive por debajo del umbral de la pobreza y el número de familias que necesitan paquetes de comida para la mera supervivencia ha aumentado vertiginosamente. El doctor Nabil Antaki, un gastroenterólogo sirio que ha permanecido junto a la población durante los bombardeos y que ahora coordina el proyecto, ha solicitado a la fundación ACN urgente ayuda para que siga en marcha. “Distribuimos cada mes leche entre unos 2.850 niños: 2.600 reciben leche en polvo y 250 leche especial para lactantes. Entre otros para bebés que no pueden ser amamantados por sus madres. El número total de beneficiarios varía de mes en mes dependiendo del número de nacimientos y la emigración de las familias”, explica el doctor Nabil Antaki.
Georgina, madre de tres niños, explica a ACN cuán importante es este proyecto para ella y su familia: “Myriam tiene diez años de edad y Pamela, seis. Nosotros somos uno de los beneficiarios del proyecto ‘Gota de leche’: tanto Myriam como Pamela reciben cada mes un kilo de leche en polvo. La situación de Pamela fue crítica tras ser alcanzada en la espalda por un la metralla de una bomba, y ahora que se está recuperando necesita leche para recuperar salud y vigor. Este proyecto es muy importante para mí y para mi familia, por lo que realmente deseo que siga funcionando”.
Los niños de Alepo, desprovistos de una infancia plena y pacífica, no deberían verse también privados de la leche que necesitan para crecer sanos. Por ello, ACN le ha asegurado al doctor Antaki nuestro apoyo a los niños de Alepo para poder llevar a cabo este proyecto durante 2017.