Egipto alberga la mayor comunidad cristiana del mundo árabe -la Iglesia Copta-, que se remonta a los inicios del cristianismo y al apóstol san Marcos, que actualmente cuenta en Egipto con unos 8 millones de creyentes. Sin embargo, en un país políticamente muy dividido, cuya religión oficial es el islam, ni siquiera una comunidad tan venerable está a salvo de brutales ataques.
El 25 de noviembre de 2020, cuando comienza para los cristianos coptos de Egipto la temporada de ayuno que precede a la Navidad, en la aldea de Al Barsha, perteneciente a la gobernación de Al Minya, una turba musulmana asedió la iglesia de San Abu Seifin (San Mercurio) al tiempo que atacaba casas y tiendas coptas con piedras y cócteles molotov. El ataque se produjo tras denuncias de que un joven cristiano había publicado en Facebook una representación del profeta del islam ofensiva para los musulmanes.
Una mujer copta, de 85 años de edad, sufrió graves quemaduras cuando la turba prendió fuego a su casa, según Eman Saleh (48 años), que también habló con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) sobre su hijo Andrés, que fue detenido tras intentar proteger la casa familiar y ayudar a transportar a los heridos al hospital y que ahora afronta cargos de terrorismo e incitación a disturbios.
Andrés, de 26 años, trabaja como repartidor de pan. Estaba participando en un servicio de oración en la iglesia cuando comenzó a congregarse la turba. Salió corriendo a defender su casa, ubicada junto a la iglesia. Se produjeron violentos enfrentamientos entre los musulmanes y los cristianos que intentaban proteger sus casas y propiedades. Andrés ayudó a llevar a los heridos al hospital para que recibieran tratamiento mientras que los enfrentamientos, iniciados a las 18:30 horas, se alargaron hasta las 23:00. A esa hora llegaron las fuerzas de seguridad y dispersaron a la multitud con gases lacrimógenos, según ha informado Eman Saleh.
La policía consiguió permitir la salida de los fieles que se encontraban atrapados en el interior de la iglesia de San Abu Seifin. “Unas horas después, a las dos de la madrugada, oí un fuerte golpe en la puerta de nuestra casa. La policía entró y detuvo a Andrés y a su hermano menor, Mina, de 16 años de edad. Patearon a mis hijos y los sacaron a rastras como si fueran delincuentes”, ha dicho la madre.
Horas después de su detención, la policía dejó en libertad a Mina por su corta edad y detuvo a otros 14 cristianos y 21 musulmanes, todos ellos recluidos en una prisión militar de alta seguridad. Eman Saleh no ha visto a su hijo Andrés desde su detención, todavía no se ha llevado a nadie a juicio.
Tras la muerte de su padre hace unos años, Andrés se convirtió en el único sostén de su familia, compuesta por la madre, una hermana tetrapléjica, su hermano Mina y otra hermana. La madre ruega oraciones por su hijo para que sea liberado pronto. “Temo que enferme o se contagie del coronavirus, ya que sufre disnea y no tiene ropa adecuada para el invierno, solo lleva la ropa ligera de la prisión”, ha señalado la madre.
Pero el sufrimiento de los coptos durante las últimas Navidades no se limitó a Al Minya, provincia cuyos ciudadanos cristianos han sido blanco habitual de ataques sectarios y víctimas de desplazamientos. También se registró violencia anticristiana en Alejandría, la ciudad costera situada a unos 322 kilómetros al norte de El Cairo.
Así, el 10 de diciembre, en el distrito de Al Wardian de Alejandría, tres hermanos de una familia musulmana atacaron las tiendas coptas cercanas a la iglesia de Santa Demiana y asesinaron a Ramsés Boulos Hermina, de 47 años, apuñalándolo en el cuello. Su hermano mayor Adel y su vecino Tarek Fawzi Shenouda resultaron gravemente heridos.
Según ha explicado a ACN Mina, sobrino de la víctima, los tres hermanos: Anwar, Ali y Nasser, que viven junto a la iglesia copta, solían insultar y acosar a los cristianos del barrio, pero estos se abstenían de reaccionar por miedo a los hermanos y a sus antecedentes penales: Nasser ha estado preso por numerosos delitos.
Hacia las seis de la tarde murió su anciana madre, que estaba enferma, y poco después los hermanos se presentaron en las tiendas coptas con espadas y cuchillos, gritando y acusando a los cristianos de haber matado a su madre.
Primero, irrumpieron en la tienda de Ramsés Boulos. Nasser le apuñaló en el cuello y en el lado izquierdo del vientre. Ramsés Boulos, padre de una niña de nueve años, murió en el hospital unas horas después. “Mi padre, Adel Boulos, intentó salvar a su hermano enor pero uno de los asaltantes lo ató y otro lo apuñaló en el lado izquierdo del vientre causándole un profundo corte, pero, gracias a Dios, ya está mejor”, ha dicho Mina.
Pero los atacantes no lo dejaron ahí, sino que luego se abalanzaron sobre Tariq Fawzi Shenoud, propietario de una tienda de ropa, y lo apuñalaron con un cuchillo en el pecho, cerca del corazón. Fue trasladado rápidamente al hospital y sobrevivió.
Según Mina, los tres hermanos solían insultar y escupir a los cristianos cuando entraban y salían de la iglesia, pero la policía nunca intervenía. A raíz de los últimos incidentes, la policía detuvo a los tres hermanos pero estos aún no han comparecido ante el juez.