Santo Tomás de Aquino dice: “La fe es un anticipo del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura”. Este conocimiento conduce a las palabras de San Agustín: “En ti debe arderlo que quieras encender en el prójimo”.
En el seminario de San Agustín de Jos, en el norte de Nigeria, Oduh John Peter cuenta cómo superó sus dudas cuando se enfrentó a la disyuntiva de si convertirse en farmacéutico o sacerdote. Solicitó plaza para ambos estudios, y decidió que la Facultad que primero le contestara sería la señal de Dios. La Diócesis llamó primero. Cuando se puso la sotana de seminarista, “me sentí como un ángel”. Ardía por Dios y quería “estar lo más cerca posible de Él”. Entonces comenzó el estudio. Los libros sobre la fe fueron fuentes de mayor conocimiento, y también lo mantuvieron con los pies en la tierra. Así como mantuvieron a los otros 342 futuros sacerdotes sobre el fundamento de la Verdad. El conocimiento hace fuerte. La biblioteca es la fuerza motriz del seminario, un “gimnasio espiritual”.
Para que lo siga siendo, debe ser constantemente renovada y ampliada. Las últimas adquisiciones incluyen clásicos sobre la vida interior, testimonios de santos modernos como la Madre Teresa de Calcuta o Juan Pablo II, libros sobre la Teología del Cuerpo, y ahora también cada vez más obras sobre Religión comparada o Cultura e Inculturación. Especialmente sobre el Islam en todas sus facetas, los estudiantes de Jos deben adquirir conocimientos para luego poder trabajar en consonancia con la verdad como sacerdotes y pastores. Dada la cantidad de estudiantes y el tamaño de los grupos de trabajo, se necesitan diez ejemplares de cada obra, y eso, incluso con importantes descuentos, ocasiona un gasto considerable.
El Instituto de Formación Islámica y Cristiana (IFIC) de Bamako, Malí, ha encontrado otro camino para encenderla llama de la caridad en la población de África Occidental. Desde hace algunos años, las variantes radicales del Islam (wahabismo, yihad) se han extendido por la región, incitando a musulmanes moderados a ir contra sus vecinos cristianos o animistas. El IFIC prepara a sacerdotes, pastores, religiosos y laicos, teórica y prácticamente, para el diálogo con el Islam y también con las religiones naturales. Los casi 150 participantes (la mitad de ellos clérigos) de los cursos de un año de duración proceden de casi todos los estados del África Occidental.
Sin embargo, el espacio disponible es muy limitado, por lo que un edificio con aulas que también ofreciera alojamiento a estudiantes y profesores otorga[1]ría mucha fuerza a la labor de promoción de la paz del IFIC en la región y le daría un nuevo impulso al diálogo. De momento, ya se ha adquirido el terreno para el complejo universitario, pero faltan recursos para la construcción del edificio.