La Comunidad Católica Shalom fue fundada en Brasil en 1982. Sus miembros son jóvenes, familias, matrimonios y sacerdotes que viven juntos en las llamadas «comunidades de vida» y que se ponen al servicio de la evangelización, especialmente, entre los jóvenes. La celebración diaria de la Santa Misa, la oración personal, la contemplación de la Sagrada Escritura y el seguimiento radical de Cristo conforman la vida de los en torno a 3.000 miembros, presentes hoy en veinte países.
El año pasado, ACN concedió a 19 sacerdotes de la Comunidad residentes en Brasil estipendios de Misas por un total de 9.200 euros. Desde siempre, los creyentes han dado a los sacerdotes estipendios de Misas, a saber, que han pedido a los sacerdotes la celebración de una Santa Misa por intenciones específicas y les han dado dinero u otros pequeños regalos. Pero aquí no se trata de «pagar» la Santa Misa, sino de mostrar que, como cristianos, somos hermanos y hermanas, y que como tales apoyamos y les mostramos así nuestra gratitud a los sacerdotes que, sin rehuir sacrificios ni esfuerzos, anuncian a Cristo.
Uno de estos 19 sacerdotes es el P. Jairo Barbosa Leite, de 46 años de edad, que es miembro de la Comunidad Shalom desde hace 25 años. Tras visitar unas obras de renovación en su iglesia parroquial en octubre de 2015 y caerse de un andamio, se quedó parapléjico. Sin embargo, el Padre Jairo no quiere hablar de una “desgracia” o de un “golpe del destino”; en su lugar, explica: “Por supuesto que sufrí un shock cuando me di cuenta de que me quedaría paralizado para siempre. Pero entonces comprendí que no era una carga, sino una gracia. Mucha gente piensa que sólo eres feliz si todo va bien. Pero yo soy feliz y me siento tocado por la gracia, precisamente porque me siento dependiente de los demás. Y así puedo incluso llegar a personas que están distantes de la fe, porque se preguntan por qué soy feliz. Para mí, ha sido obra de la Divina Providencia. También sentado en una silla de ruedas reconozco la utilidad de mi ministerio a través de la vida de oración, las vigilias nocturnas, la celebración eucarística, la confesión y los cursos que imparto. Me alegra ver que Dios hace uso de mi sacerdocio. ¡Qué bueno es ver la mano de Dios y Su intervención, a pesar de mis debilidades y mis pecados!”.
En nombre de sus Hermanos, el Padre Jairo da las gracias a todos los benefactores por los estipendios de Misas recibidos: “Doy las gracias a todos los benefactores y doy testimonio de que su donativo ayuda a salvar almas a través de la Iglesia y de los hombres de la Iglesia activos y dispersos por todo el mundo”.
Referencia: 212-04-masses