Pese a sus 88 años, la Hna. Helena no renuncia a trabajar. Merecido se lo tendría tras una larga vida dedicada, día a día, a los pobres. No obstante, también hoy sigue visitando, incansable, a enfermos y cosiendo mantas y fundas de almohadas para bebés recién nacidos. Y también las otras Hermanas de edades avanzadas quieren ser útiles: escuchan a personas que acuden en busca de consejo, ayudan a niños a hacer las tareas escolares y consuelan a enfermos y personas necesitadas de cuidados. Algunas incluso todavía ofrecen charlas.
Las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús veneran, tal como indica su nombre, el Sagrado Corazón de Jesús, fuente del amor y la misericordia de Cristo. Esta veneración cobra visibilidad en su amoroso y sacrificado servicio a los más pobres y los enfermos, a los que transmiten el amor de Jesús. En el noreste de Brasil, esta congregación cuenta con 16 conventos y un total de 70 religiosas que gestionan centros para niños y jóvenes, y que trabajan en el cuidado a los enfermos y en la pastoral parroquial.
Las religiosas están contentas porque hay mujeres jóvenes que ingresan en su congregación, pero, al mismo tiempo, hay entre ellas siete Hermanas ancianas altamente dependientes y otras cinco religiosas muy mayores. Como la comunidad dispone de muy pocos ingresos, nosotros la ayudamos cada año a costear los gastos de manutención de las religiosas ancianas, enfermas y en parte necesitadas de cuidados permanentes. Este año lo hacemos de nuevo con 4.600 euros.
Referencia: 212-05-39