Resulta difícil captar en una foto a los 91 jóvenes varones que se preparan para la ordenación sacerdotal en el seminario mayor de Nuestra Señora de la Diócesis de Sonsón-Rionegro. Esta diócesis del sur de Colombia es rica en vocaciones, y del seminario fundado en 1980 ya han salido 500 sacerdotes (!). Y eso a pesar de que es peligroso ser sacerdote en Colombia, pues varios ya han sido asesinados.
De esta riqueza en vocaciones también se beneficia la Iglesia Universal, pues actualmente 200 sacerdotes de Sonsón-Rionegro trabajan como misioneros en el extranjero. En 18 países ayudan donde hay escasez de sacerdotes, y el Obispo recibe de todo el mundo solicitudes para que envíe a sacerdotes.
Pero también en Colombia se necesitan sacerdotes. Tras cincuenta años de guerra civil hay que curar muchas heridas. La reconciliación y el perdón son muy necesarios para conducir al país hacia un futuro mejor. En su visita a Colombia en septiembre de 2017, el Papa Francisco dijo junto a la Cruz de la Reconciliación de Villavicencio (el “Crucificado de Bojayá”, un monumento en recuerdo de las personas asesinadas): “[Cristo] ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es ‘más Cristo’ aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor“. Ayudar a la gente a transformar su dolor en alegría por la resurrección es también función de los sacerdotes.
ACN apoya la formación de los futuros sacerdotes de este seminario año tras año, y también en el presente quierevolver a contribuir con 22.750 euros a que los 91 jóvenes varones puedan seguir su vocación.