“Las dictaduras piensan en lugar delpueblo, no dejan que el pueblo piensepor sí mismo”, ha dicho el Papa Francisco en una Audiencia general. Sinembargo, la Iglesia bielorrusano ha renunciado a pensar, sino que llamaconstantemente a la paz y al diálogo. Tampoco el Padre Claretiano Jerzy Wierzchowski, párroco de San Antonio en Maguilov, ha dejado de pensar. Piensa en lasalvación de los creyentes, en que la paz empieza en el corazón de las personas, en las familias y en la parroquia, en que los creyentespuedan reunirse ante Dios y celebrar juntos la Eucaristía, y en que la verdad sobrevive atodo.
Lleva muchos años reuniendo fondos – principalmente en su país de origen, Polonia – para la construcción de una iglesia donde losfieles puedan encontrar la paz del alma. Lasobras empezaron hace 13 años, creciendo eledificio más lentamente que la parroquia: entretanto, la iglesia debería ofrecer 150 asientos, pues los domingos ya se celebran cuatro Misas en la capilla provisional, y en la futuraiglesia no serán menos. La obra bruta y el tejado están listos, pero no hay dinero paracalefacción, baldosas, enlucido interior, ventanas, puertas y mano de obra. Por desgracia,la crisis del coronavirus impide viajar y reunir fondos: el P. Jerzy ya no puede ir a Polonia.
Élmismo ha estado enfermo de Covid y se estárecuperando lentamente. Pero no se rinde. Laparroquia hace peregrinaciones para suplicarayuda a Dios, y a él, que ya no puede viajarpara pedir limosna, lo único que le queda esrezar. Nosotros le hemos ayudado en repetidas ocasiones en los últimos años respecto ala construcción del edificio, que incluye uncentro pastoral, un comedor para pobres, pequeños apartamentos para los sacerdotes yun piso para las tres religiosas. Ahora le hemos prometido 50.000 euros para que ellugar de encuentro con Dios, la casa de la paz, pueda ser terminada.