Argelia: «Murieron en su puesto»

Entre 1994 y 1996, el obispo Mons. Pierre Claverie y 18 otras personas fueron asesinados durante la guerra civil argelina. La causa de su beatificación se abrió en 2007 y a principios de este año el Papa Francisco firmó el decreto confirmando su muerte por «odium fidei» (odio a la fe) reconociéndolos así como mártires.

El 8 de diciembre se celebrará la ceremonia de beatificación en la Catedral de la Diócesis de Orán, en el noroeste del país, donde Mons. Pierre Claverie fue obispo. 

La Hna. Yvonne Gera, Franciscana Misionera de María que trabajó en Argelia durante 22 años y conoció personalmente a cada uno de los 19 mártires, habla con Grace Attu, de la oficina nacional de ACN en Malta de ellos y de su experiencia en Argelia en aquel momento.

ACN: El documento oficial de la Congregación para las Causas de los Santos se refiere a los 19 mártires como «Monseñor Pierre Claverie y 18 compañeros», ¿quiénes son realmente?

Sr. Yvonne Gera, a Franciscan Missionary of Mary
Hna. Yvonne Gera, Franciscana Misionera de María

Hna. YVONNE GERA: Sí. Se trata de Mons. Pierre Claverie, siete monjes trapenses de Tibhirine, un hermano marista, cuatro Padres Blancos y seis religiosas de varias congregaciones presentes en Argelia. Todos trabajaban ayudando a los pobres, a los enfermos, a los niños. El hermano marista Enrique trabajaba en una biblioteca de la diócesis que atendía a más de mil jóvenes, especialmente niños pobres. Algunas de las hermanas eran enfermeras. Los 7 trapenses tenían una clínica, uno de ellos era médico, atendían a los enfermos sin preguntarles si eran musulmanes o cristianos. Mons. Pierre Claverie siempre dijo la verdad al gobierno y al pueblo.

ACN: ¿Puede darnos los antecedentes de la situación que condujo a su muerte?

HNA. YVONNE GERA: En primer lugar, quiero decir que la guerra de Argelia no fue una guerra religiosa, sino una guerra civil. Los islamistas se aprovecharon de la situación. El 3 de octubre de 1993, se advirtió a todos los extranjeros que, si no abandonaban el país a finales de año, serían objeto de ataques.

En vísperas de Navidad, los terroristas visitaron el Monasterio. Querían dinero, pero el Prior les dijo: «vivimos de nuestros cultivos». De repente sonó la campana de la misa de Nochebuena y les dijo: «Hoy ha nacido el Rey de la Paz» y le dijeron: «Ayisa», que en árabe significa que volverían.

La orden de abandonar el país no era sólo para los religiosos, sino también para las familias cristianas extranjeras. Así que entre 1992 y 1993, la Iglesia perdió casi todas las familias católicas extranjeras

Pero todos nos quedamos, incluso cuando fuimos atacados, decidimos que no nos iríamos. Se dice que el capitán no puede abandonar el barco, aunque se esté hundiendo. Así que todos nos quedamos.

ACN: Están siendo beatificados juntos.  ¿Qué tienen en común?

HNA. YVONNE GERA: En aquel momento, casi todos los religiosos tenían que escribir a sus superiores generales si estaban dispuestos a quedarse. Los que tenían miedo se fueron. Y estos 19 tienen en común que decidieron quedarse a pesar de las amenazas. Ellos continuaron trabajando y cuidando de la gente. Y murieron en sus puestos de trabajo.

ACN: Usted también estuvo trabajando en Argelia durante este período. ¿Cuál fue su experiencia?

HNA. YVONNE GERA : Trabajé 22 años en Argelia, 14 de ellos durante la guerra. No sé por qué estoy viva y no me mataron durante ese tiempo. Yo también estaba en el punto de mira. Por la mañana le decía al Señor: «Pon tu mano protectora sobre mí, ayúdame a cumplir con mi deber».

Una mañana, recibí una llamada del embajador francés que quería hablar con Mons. Henri Teissier. El embajador le dijo: «Vaya al hospital francés». Allí fuimos y encontramos 7 ataúdes. Al principio no querían abrirlos, pero Mons. Teissier les dijo: «Si no los abren, no puedo decir si son terroristas o hermanos». En cada ataúd estaba la cabeza de cada uno de los 7 monjes trapenses, sólo la cabeza.  Mientras esperaba, Mons. Teissier me dijo: «¿Quiere verlos?»; y contesté: «Sí, por la última vez». Fue algo horrible.

La Iglesia sufrió mucho, a pesar de mantener una actitud únicamente de presencia, sin salir a predicar. Eso sí, todos los que venían a nosotros eran bienvenidos. Yo estaba a cargo de todas las clínicas de la Iglesia y todas ellas tenían un centro para desnutrición infantil y un centro para madres e hijos. Todo era gratis.

Nunca tuvimos dificultades con la gente. Incluso durante el Ramadán solíamos ser invitados todas las noches a diferentes familias para comer con ellos. En la Basílica de Nuestra Señora de África hay un escrito que dice «ruega por nosotros y por los musulmanes». Así las mujeres, cristianas o musulmanas, que no podían tener hijos venían a rezar a Nuestra Señora, trayendo un muñeco y después, cuando ya tenían el bebé, venían a presentárselo a Nuestra Señora.

ACN:¿Qué mensaje daría a los sacerdotes y religiosos que trabajan en países en crisis, algunos de los cuales han sido secuestrados o viven bajo amenazas continuas?

HNA. YVONNE GERA: Somos misioneros. Pase lo que pase, somos misioneros. Sabemos que esa es nuestra vocación y les digo: «Recibirán más de lo que dan». A veces es difícil, sí, pero el Señor nos ha llamado. Si la gente sufre, nosotros sufrimos con ellos. Es nuestra vocación y el Señor está siempre presente para ayudarnos, incluso en el sufrimiento o en el martirio. Estos 19 mártires sabían que estaban en el punto de mira, pero se quedaron. No tengan miedo, el Señor está para ayudarles.

Con ocasión de la beatificación de los 19 mártires en Orán, Argelia, el 8 de diciembre de 2018, Ayuda a la Iglesia Necesitada (Malta) publicará un folleto sobre los mártires, quiénes eran, el tipo de vida que llevaban y algunos testimonios sobre ellos.

Más información sobre el derecho a la libertad religiosa en Algeria puede ser consultada en: www.religious-freedom-report.de

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