En el día en que se conmemora a las víctimas de violencia por motivos religiosos, la redactora jefa del “Informe sobre la Libertad Religiosa” de ACN habla sobre la próxima edición y la importancia de defender a todos los que sufren por su fe.
El 22 de agosto se celebra el “Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias”.

Marta Petrosillo es la redactora jefa del Informe sobre la libertad religiosa en el mundo de ACN, cuya próxima edición se presentará el 21 de octubre. En la siguiente entrevista explica por qué es importante conmemorar este día y nos ofrece un adelanto de algunas de las conclusiones de la próxima edición.
Para algunos, la idea de sufrir por la propia religión es algo muy lejano. ¿Sigue siendo esto un problema que afecta a muchas personas?
En efecto, yo diría que es una realidad para cientos de millones de personas en todo el mundo. Es importante dedicar ese día a las víctimas de este tipo de violencia para sensibilizar a la opinión pública, porque la conculcación de la libertad religiosa afecta y causa sufrimiento a muchas personas, aunque a veces se tienda a pasar por alto este fenómeno.

ACN publica el Informe sobre la libertad religiosa en el mundo (ILR), que volverá a publicarse este año. ¿Podría contarnos un poco sobre los antecedentes de este informe?
Se publicó por primera vez en 1999 con el objetivo de concienciar e informar sobre las violaciones de la libertad religiosa. Actualmente, lo publicamos cada dos años. Lo que lo hace especial es que el ILR es el único informe elaborado por una ONG que abarca la situación de todos los países del mundo y de todos los grupos religiosos, porque si se niega la libertad religiosa a un grupo, tarde o temprano se negará también a otros. Para ACN es importante que todos disfruten por igual de libertad religiosa.
El próximo ILR se publicará en octubre, ¿es demasiado pronto para hacer una valoración de si la situación mundial ha mejorado o empeorado desde el último informe?
Desde los inicios del ILR, la situación ha tendido a empeorar y, lamentablemente, contamos con que esa será la tendencia para la próxima edición, especialmente en algunas zonas del mundo.
Cuando hablamos de persecución religiosa, ¿a qué nos referimos exactamente?
Hay tres tipos diferentes de persecución religiosa. En primer lugar, la persecución perpetrada por el Estado. Luego está la persecución causada por el extremismo religioso, como los grupos yihadistas, y otro tipo de persecución religiosa causada por el nacionalismo étnico-religioso.
¿Y cuáles son los países que más preocupan en este momento?
Uno de los continentes donde, especialmente durante las últimas décadas, la situación ha empeorado mucho es África, donde comprobamos que el extremismo religioso ha crecido mucho. Hay muchos grupos yihadistas perpetrando más ataques, incluso en países donde las relaciones interreligiosas no eran un problema. Tomemos, por ejemplo, la República Democrática del Congo: históricamente allí no ha habido problemas entre las comunidades religiosas, y es un país mayoritariamente cristiano, pero ahora acabamos de ser testigos de un grave ataque contra fieles cristianos. Sin duda, se trata de un fenómeno que se está extendiendo por muchas partes de África y que tiende a propagarse de un país a otro. También tenemos el caso de Burkina Faso, que hace diez años no figuraba entre los países más preocupantes, pero que a día de hoy es, por desgracia, uno de los lugares del mundo donde se producen más atentados yihadistas.

También hemos observado un empeoramiento de la situación del nacionalismo étnico-religioso en Asia y Oriente Próximo, que sigue siendo una zona muy inestable, lo cual también afecta gravemente a la libertad religiosa. Por último, también venimos observando un aumento de las violaciones de la libertad religiosa en América Latina.
No es un panorama prometedor… ¿Hay algo de esperanza?
Yo veo mejoras en la sensibilización tanto de la sociedad civil como de algunos gobiernos y eso puede suponer un punto de inflexión respecto a las medidas que se toman contra la violación de la libertad religiosa. Podemos ver ejemplos de gobiernos que nombran enviados especiales para la libertad religiosa y muchas organizaciones de la sociedad civil.
¿Hay también motivos para preocuparse por la libertad religiosa en Occidente?
Sin duda. Durante los últimos años hemos visto un incremento de los ataques contra algunos grupos religiosos, actos de vandalismo contra iglesias y un aumento de incidentes antisemitas y antiislámicos a causa de la guerra en Gaza. Además, se está intentando excluir la religión de la esfera pública, incluida lo que el Papa Francisco denominó “persecución educada”. También nos preocupa la falta de respeto hacia la objeción de conciencia de las personas que trabajan en el sector sanitario.
Existe el riesgo de que algunos países se enfaden por la cobertura que se les da en el ILR y que tomen represalias contra los grupos religiosos. ¿Es esto motivo de preocupación?
El ILR es un espejo, siempre fáctico y objetivo en su evaluación de la situación, y eso es muy importante. Citamos claramente las fuentes de cada incidente descrito. Por supuesto, existe el riesgo de represalias, pero no podemos permanecer en silencio y yo creo firmemente que esta es la única manera de cambiar las cosas.
Hemos tenido casos como el de Asia Bibi, en el que la comunidad internacional intervino realmente y logró que fuera liberada. De no ser por esa implicación, probablemente seguiría en la cárcel. Por lo tanto, aunque sea un tema delicado, debemos informar de lo que está sucediendo si con ello podemos mejorar la situación.

La gente leerá el ILR y, evidentemente, muchos se preocuparán por lo que está pasando en el mundo y querrán actuar de alguna manera. ¿Qué pueden hacer?
A lo largo de mi carrera he entrevistado a muchas personas que sufren violencia por su fe y lo que me dicen es que no quieren ser olvidadas, por lo que es muy importante mostrarles nuestro apoyo. Así pues, lo primero que puede hacer la gente para ayudar es difundir la información y concienciar a su entorno, en el trabajo y entre sus amigos. Esto es realmente clave para cambiar la situación. Y, por supuesto, también es importante el apoyo a través de la oración y el apoyo material.
Por último, no desaprovechéis ninguna oportunidad de defenderlos a escala local y a escala nacional, y de cualquier forma que os sea posible. Porque la libertad religiosa es un derecho humano, pero también es una responsabilidad compartida. Y depende de nosotros hacer posible que este derecho humano tan importante se respete en todas partes por igual.
Por Filipe d’Avillez.