Homenaje de ACN al valiente obispo que sirvió en Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y Bahréin
Mons. Camillo Ballin fallecido este Domingo de Resurrección después de una vida de ministerio en algunos de los lugares más difíciles para la práctica del cristianismo, es ensalzado por su “valiente y dinámico apostolado en lo que se puede llamar el corazón del Islam”.
El misionero comboniano murió el 12 de abril a los 75 años de edad tras una enfermedad prolongada. Nacido en Italia, ejerció su ministerio en todo Oriente Próximo antes de ser nombrado Vicario Apostólico de Kuwait en 2005 y primer Vicario Apostólico de Arabia del Norte, que incluye los países de Bahréin, Kuwait, Qatar y Arabia Saudí en 2011.
El padre Andrzej Halemba, jefe de proyectos para Oriente Próximo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), ha rendido así homenaje al obispo: “El suyo fue un apostolado muy valiente y dinámico en el corazón mismo del Islam. Mons. Ballin nunca renegó del cristianismo, pero, al mismo tiempo, supo ganarse el respeto de todos por su dominio del árabe y su respeto por la cultura árabe”.
El P. Halemba ha dicho que “Mons. Ballin llevaba la sotana y el crucifijo en lugares del Golfo donde los símbolos de la fe cristiana no son bienvenidos o están incluso prohibidos”. El jefe de proyectos de ACN también ha señalado que la prioridad del obispo fue satisfacer las necesidades de una comunidad que está creciendo, en comparación con el resto de Oriente Próximo, donde el número de creyentes está en marcado declive.
Con Mons. Ballin, un importante aliado de ACN durante más de 10 años, la Fundación Pontificia ha desarrollado 50 proyectos.
La fundación es uno de los principales financiadores de la mayor iniciativa del prelado: la construcción de la catedral de Nuestra Señora de Arabia en Bahréin, una enorme estructura con 2.500 asientos y 16 salas multiuso.
Como resultado de las negociaciones de Mons. Ballin, el rey de Bahréin Isa Al Khalifah cedió a la Iglesia católica un terreno de unos 8100 m2 para construir la catedral, que una vez terminada servirá a los 2,5 millones de creyentes de los países de todo el Vicariato. La catedral, cuya construcción está muy avanzada, se considera un gran avance en las relaciones Iglesia-Estado. Así mismo es una señal de que la creciente comunidad cristiana está estabilizándose en el país.
El P. Halemba ha destacado: “Mons. Ballin mostró una gran determinación a la hora de superar muchos, muchísimos, desafíos para satisfacer las necesidades pastorales de una comunidad que incluye a numerosos trabajadores extranjeros provenientes de Filipinas, India, Pakistán, Bangladesh y Corea del Sur”.
La práctica del cristianismo en la Península Arábiga está severamente restringida en algunos de sus países, y solo es posible, en su mayor parte, en los terrenos de las embajadas extranjeras y las casas particulares de los fieles. Por lo general, no se permite a los sacerdotes aparecer en público con ropas clericales y está estrictamente prohibido a los musulmanes convertirse al cristianismo.
Para finalizar, el P. Halemba recordó: «El legado de Ballin es el ejemplo que ha dado de valentía, al hacer posible que la gente viva su fe en un lugar donde a menudo es difícil practicarla, y también su gran labor para asegurar que los cristianos sean plenamente respetados en lo que se puede llamar el corazón del Islam. Recuerdo que siempre decía que es importante que los cristianos den testimonio del amor de Dios dondequiera que estén”.