Las zonas anglófonas de Camerún se ven constantemente sacudidas por el conflicto entre los grupos separatistas anglófonos y el Gobierno central francófono. En este contexto de lucha fratricida, la Iglesia trata de renovar el diálogo entre las partes enfrentadas.
Mons. Emmanuel Abbo, Obispo de Ngaoundéré en la zona francófona, y Mons. Michael Bibi, Obispo Auxiliar de Bamenda en la anglófona, explican para la fundación Aid to the Church in Need cómo están viviendo la situación del país.
ACN: ¿Se puede hablar de una guerra civil en las zonas anglófonas?
Mons. Michael Bibi: Las elecciones de octubre de 2018 deberían haber permitido a los ciudadanos de esta región a expresarse por la vía democrática. Pero en realidad las cosas son más complicadas porque hay un gran número de desplazados internos y porque muy pocos cameruneses pudieron votar. Lamentablemente, no se dieron las condiciones para un ejercicio democrático pacífico. Sólo a través de un diálogo verdadero e inclusivo podríamos salir de esta crisis, pero, por el momento, sólo oímos la voz de las autoridades religiosas pidiendo el diálogo.
Mons. Emmanuel Abbo: Yo no estoy en dichas zonas, pero las noticias que nos llegan no son tranquilizadoras. Lo cierto es que recibimos informaciones muy dispares, por lo que no puedo pronunciarme de forma objetiva.
ACN: En varias ocasiones la Iglesia camerunesa ha hecho sonar la alarma para advertir de la situación de los clérigos, sacerdotes y religiosos que se encuentran en las zonas de habla inglesa. ¿Qué papel desempeña la Iglesia?
Mons. Michael Bibi: La Iglesia está en primera línea de fuego. Un sacerdote y un seminarista fueron asesinados a tiros en la región anglófona, en el caso del último fue una verdadera ejecución, escenificada frente a su iglesia en presencia de los feligreses. Por desgracia, no son hechos aislados. Recibo noticias inquietantes de muchos religiosos contra los que se abre fuego, y que son secuestrados y extorsionados. Yo mismo fui detenido, pero me pusieron en libertad pocas horas después.
Puedo dar fe de que el clero que vive en la zona anglófona está especialmente amenazado. Estamos diciendo la verdad. A los jóvenes les aconsejamos que sigan yendo a la escuela y que no se unan a las milicias, que eso no conduce a nada. Es por eso que las milicias nos acusan de seguirle el juego al Gobierno. También hemos denunciado la acción del ejército gubernamental, al que pedimos que la región sea desmilitarizada, como resultado hemos sido catalogados por las autoridades como favorables a los rebeldes. Nuestras palabras de verdad no son bienvenida en este conflicto fratricida, y la realidad es que ambas partes matan y sólo añaden violencia a la violencia.
Mons. Emmanuel Abbo: La Iglesia contribuye a la resolución de conflictos y al mantenimiento de la paz. La Conferencia Episcopal toma iniciativas, pero preferimos actuar en silencio para acercarnos a las partes enfrentadas y encontrar soluciones adecuadas porque la cobertura por parte de los medios de comunicación puede poner en peligro el éxito de estas iniciativas.
ACN : ¿Cómo es la situación de la Iglesia en su país?
Mons. Michael Bibi: Gracias a Dios, la fe de los cameruneses es poderosa. La misa dominical es seguida con fervor, y también contamos con vocaciones sacerdotales. Lo que hace falta es que nuestros dirigentes también sean iluminados por esta fe.
Mons. Emmanuel Abbo: Mi diócesis fue evangelizada hace apenas sesenta años. Los Oblatos de María Inmaculada, de origen francés, llegaron en los años cincuenta. Tenemos tres elementos que son motivo de esperanza actualmente: tengo un clero muy joven y dinámico con el que mantengo una excelente colaboración; contamos con la presencia de religiosos que comparten nuestras preocupaciones pastorales y, tercero, a pesar de la pobreza imperante, contamos con creyentes que están dispuestos a hacer todo lo posible por hacer avanzar a nuestra Iglesia.
No obstante, también nos enfrentamos a enormes desafíos. A nivel pastoral, la diócesis no tiene suficientes sacerdotes -por lo que he solicitado Misioneros Fidei Donum-, ni recursos humanos ni materiales. En el plano social, queremos reconstruir nuestras escuelas y centros de salud para que sean edificios consistentes. En términos de desarrollo, queremos apoyar a nuestra población, que es muy pobre, organizando asociaciones o cooperativas. Una de las prioridades del plan pastoral es la construcción de un centro pastoral diocesano, destinado a albergar los cursos de formación que queremos organizar para formar a nuestros 343 catequistas y 57 sacerdotes.
ACN: ¿Qué les gustaría decirles a nuestros benefactores?
Mons. Michael Bibi: Necesitamos las oraciones de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Necesitamos también una ayuda concreta e inmediata para las víctimas del conflicto en la región anglófona, siguiendo las palabras de Jesús: «Tenía hambre y me disteis de comer, estaba desnudo y me vestisteis».
Mons. Emmanuel Abbo: Quisiera darles las gracias por su generosidad, pues son un gran apoyo para nuestras diócesis, especialmente en Camerún, porque ACN nos apoya mucho en nuestros proyectos pastorales. Les pediría que sean aún más generosos, porque nuestras preocupaciones van en aumento.