El padre de Cristina rezaba a diario el Rosario por su regreso

“Recen por la familia de Cristina, que todavía no ha superado la impresión de volver a ver a su niña. Esto ha sido un verdadero milagro, un nuevo nacimiento y una nueva vida”.

En la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, el Estado Islámico ocupó la región histórica de la llanura de Nínive y la vació de cristianos –sus habitantes originarios–  que huyeron a la región del Kurdistán.  Un gran número de personas quedaron atrapadas allí. Algunos fueron capaces de huir más tarde, pero cientos fueron hechos presos por el Estado Islámico y no hemos vuelto a saber nada de ellos. Entre los que se quedaron tras la ocupación de la región por el Estado Islámico estaban Khouder Ezzo, su esposa Aida Hanna y su hija Cristina, que por entonces tenía tres años de edad.

El 22 de agosto de 2014, el Estado Islámico permitió que la familia de Cristina y otras familias abandonaran Bajdida (Qarakosh) en dirección Erbil, tras robarles el dinero y el oro que tenían. Cuando iban a subirse al autocar, uno de los soldados del Estado Islámico sustrajo a Cristina de los brazos seguros de su madre. La madre rogó al soldado, que se llevaba a la niñita asustada y llorosa sobre su hombro, que la devolviera para tomar el autocar con el que la familia iba a abandonar la zona, pero él lugar de responder, ordenó a la madre con gestos que regresara al autocar o que la mataría. La madre, temerosa, acató la orden, y esa fue la última vez que vio a su hijita… hasta el viernes, 10 de junio de 2017.

En una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el padre Ignatius Offy, sacerdote siro-católico de Ankawa, habla con María Lozano, jefa de Prensa de la Fundación Pontificia ACN sobre el regreso de Cristina.

Padre Ignatius, ¿por qué conoce a esta familia?

La familia de Cristina y yo procedemos de la ciudad de Bajdida (Qarakosh). Las familias en nuestra región se conocen entre ellas y todos mantenemos estrechas relaciones sociales. Además, soy sacerdote, y desde el inicio de nuestro desplazamiento forzado en la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, he intentado seguir la pista de las personas capturadas por el Estado Islámico. He enviado una lista de personas cuya suerte y paradero son aún desconocidos a muchas personas particulares, organizaciones y asociaciones. En esta lista, por supuesto, estaba también Cristina, la más joven de todos.

¿Cómo se siente tras este regreso milagroso?

¡Lo que ha ocurrido con Cristina y su familia y con nosotros es un milagro divino! En mi humilde opinión, este es el cuarto nacimiento de Cristina: el primero, cuando la alumbró su madre; el segundo, su bautizo; el tercero, cuando una familia musulmana la adoptó y la cuidó durante el periodo que estuvo perdida; y, finalmente, el cuarto, cuando su familia y su comunidad cristiana la recuperaron. Ahora Cristina ha recibido una nueva vida. Damos gracias a Dios por Su actuar, con ella, con su familia y con todos nosotros.

¿Sabe usted dónde permaneció escondida Cristina durante estos tres años?

El padre de Cristina nos explicaba tras el secuestro: “No dejábamos de preguntar a la gente que permaneció en la región acerca de nuestra hija. La última llamada telefónica que recibimos era de uno de nuestros parientes, que nos aseguró que Cristina estaba bien y que había sido vista con uno de los soldados del Estado Islámico cerca de la mezquita. Después, toda comunicación quedó interrumpida”. Cinco meses tras el secuestro, un conocido de la familia de Cristina le hizo saber que la niña estaba bien y que vivía con una familia musulmana en el barrio de Al-Tanak en Mosul. La familia musulmana se había llevado a Cristina de una mezquita en Mosul a su casa y la estaban tratando como si fuera su propia hija. Además, esta familia quería que la niña volviera con su familia verdadera, pero temían por su seguridad, por la que se la quedaron, la protegieron y la cuidaron.

Con ocasión de una estancia en Ankawa, un equipo de ACN se reunió con los padres de Cristina cuando todavía no se sabía nada acerca de su paradero. Fue un encuentro duro, pero también fue sorprendente presenciar su fe. ¿Siempre preservaron su fe en el regreso de Cristina?

Durante dos años, a la familia de Cristina le llegaban fragmentos de informaciones sobre la niña, pero no pudieron ponerse en contacto directo con ella. Gracias a muchas agencias de noticias extranjeras y árabes y cadenas por satélite que se reunieron con la familia de Cristina y que escribieron sobre su secuestro, su historia fue ampliamente difundida, y también sus padres y familia se afanaron en buscarla y publicaron su foto. Su padre rezaba el Rosario cada día por su regreso, y en la caravana en la que viven en su involuntario exilio tenía imágenes de santos junto a la foto de Cristina pegadas a las paredes. Muchos creyentes se unieron a la familia en la oración por el regreso de esta niña y de todas las demás personas desaparecidas.

¿Cómo ha sido ahora posible llevarla de regreso junto a su familia?

Cuando empezaron las luchas en el sur de Mosul, la familia musulmana que se había hecho cargo de Cristina se trasladó a un lugar más seguro. El padre llamó entonces a una persona que conocía a Cristina de Bajdida y le pidió que le diera el número de móvil de algún miembro de la familia de Cristina. Así obtuvo el número del hermano mayor de Cristina, al que llamó ya avanzada la noche del jueves, 9 de junio de 2017, para pedirle que recogiera a su hermana en un barrio de Mosul.

Al día siguiente, en la mañana del viernes, 10 de junio, la familia de Cristina acudió al punto de encuentro y así se conocieron ambas familias. Cristina, que estaba perfectamente, fue entregada a su familia verdadera. Sus padres dieron las gracias a la familia que la había cuidado durante los últimos tres años. Así, finalmente, Cristina regresó junto a sus verdaderos padres, su familia, sus parientes y su gente.

¿Cómo está Cristina ahora? Debe de estar muy confundida…

En la actualidad, tiene casi seis años de edad, y todavía está en estado de shock y tiene miedo, pues ya se había olvidado de su padre, su madre, su hermano y sus hermanas. También se había olvidado de su lengua materna siria y a su regreso solo sabía hablar árabe. Ahora habla un poco con su familia y con los invitados que los visitan. A veces les sonríe y a veces, no. Juega con los regalos que la gente le entrega cuando la visitan para ver qué tal está.

 

¿Y cómo describiría la reacción de los padres, la familia y de toda la comunidad que han rezado por ella y la han esperado durante tanto tiempo?

La madre reaccionó muy emotivamente y lloró lágrimas de felicidad. Para ella, el regreso de su niña es un milagro. Le impresionó profundamente lo mucho que ha crecido y cambiado, y que al principio no la reconociera. “Damos gracias a Dios por haberla salvado del Daesh”, dijo el padre. En cuanto a los hermanos y hermanas, no tenían palabras para explicar sus sentimientos por el regreso de su pequeña hermana. La comunidad dio la bienvenida a Cristina con música y danzas, y le organizaron una pequeña fiesta en el recinto en el que vive la familia. También rezaron todos juntos para dar las gracias por su regreso y rogar por los desaparecidos que todavía están en el poder del Estado Islámico. Y todavía sigue acudiendo gente para felicitar a la familia por el regreso de su hija.

Usted ha dicho que Cristina no es el único caso de secuestro por el Estado Islámico de niños cristianos y yazidíes. ¿Sabe usted de algún otro caso en el que se haya recuperado a alguno?

No sé de ningún otro caso en el que se haya liberado a un niño secuestrado y este haya regresado junto a su familia. Lo que sé es que hay muchos cristianos capturados por el Estado Islámico de los que no se ha vuelto a saber nada, incluidos niños pequeños, adolescentes, hombres y mujeres, jóvenes y mayores.

¿Sabe algo de los planes de futuro de la familia?

La casa de la familia de Cristina de Bajdida (Qarakosh) está destruida, por lo que actualmente viven en un campamento para refugiados cristianos en una pequeña caravana de dos habitaciones. Su hermano mayor, que trabaja en una panadería de Erbil, nos ha dicho: “Sinceramente, no tenemos ningún futuro en Iraq. Hace seis meses solicitamos un visado para emigrar a Francia, pero todavía no hemos obtenido respuesta. Esta caravana es pequeña y la vida es dura”. Ruego a todas las organizaciones y asociaciones que se encargan de niños que apoyen a la familia de Cristina y que ofrezcan apoyo psicológico a la pequeña para ayudarla a reintegrarse en su familia y su comunidad.

¿Tiene usted un mensaje para todos los amigos y benefactores de nuestra Fundación en el mundo entero?

Mi mensaje es como una oración: “Damos gracias a Dios por esta gran bendición y milagro que nos ha concedido. Damos gracias a la familia musulmana que se ha hecho cargo de Cristina. Damos gracias a todos los que han contribuido a su regreso. Rezamos por Cristina, por que sea capaz de volver a empezar a conocer a sus padres y familia verdaderos y de integrarse en su comunidad cristiana. Rezamos por la familia de Cristina, que todavía no ha superado la impresión de haber recuperado a su niña. Esto ha sido un verdadero milagro, un nuevo nacimiento y una nueva vida. Rezamos por quien tienda una mano a esta niña y su familia para ayudarlas como sea. Rezamos por el regreso de los cautivos, presos y secuestrados del Estado Islámico y otras facciones. Y también rezamos por que la paz, la seguridad y la estabilidad prevalezcan en nuestro Iraq herido y en todo el mundo. Amén”.

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